El Museo Quiñones de León atesora más de una veintena de pinturas de gran valor que forman parte del denominado "Prado disperso". La pinacoteca madrileña exhibe algo más de 1.300 obras de arte, pero tiene tres veces más en depósito en diversos museos e instituciones del país. La reclamación temporal a Vigo del óleo de Carlo Maratta "La virgen poniendo al niño dormido sobre la paja" para incorporarla a una nueva exposición sobre pintura de gabinete en la capital puso de nuevo el acento sobre las grandes joyas poco divulgadas que albergan las instalaciones de Castrelos desde 1935. En octubre de ese año FARO informaba de la cesión de "dieciocho magníficos cuadros del Museo Nacional del Prado a Vigo", colección que aumentó en los años cuarenta y se ha ido reduciendo con la devolución de obras icónicas como la valiosísima "La ascensión" de Luca Giordano.

"El legado del Prado en Castrelos incluye a autores poco conocidos para el público, pero de gran valor artístico. El museo es más conocido por su colección de arte gallego, pero la de pintura antigua es de un valor excepcional", destacan los responsables del recién nombrado Museo de la Ciudad, en el que descansan desde hace ocho décadas cuadros propiedad del Estado que surgieron de las manos de Jean Ranc, Pietro de Lignis, Juan Correa de Vivar, Francisco Collantes, Agostino Carracci o Andrea del Sargo, además de dos cuadros atribuidos a Goya.

La colección de arte europea antigua de Castrelos está integrada por piezas que provienen del legado de Policarpo Sanz y del depósito del Museo Nacional del Prado. Para lograr esta cesión fue vital la mediación del entonces presidente honorario del patronato del museo vigués, Francisco Javier Sánchez Cantón, que era por entonces subdirector del Museo Nacional del Prado. Logró la cesión inicial de lienzos de este centro y del antiguo Museo de Arte Moderno de Madrid, hoy conocido como Reina Sofía.

En la actualidad se estima que el Museo del Prado tiene depositadas en Galicia más de 300 obras de arte en diferentes instituciones incluido el Museo Quiñones de León, al que es habitual que se reclamen de forma temporal algunos cuadros patrimonio del Estado para ceder a otros museos internacionales o para organizar muestras concretas en Madrid.

Fuentes municipales valoran la salida temporal de la pintura de Carlo Maratta como una excelente noticia "porque coloca al museo vigués en los circuitos estatales y lo acerca a expertos nacionales, además de ser un reconocimiento al valor de las obras que tenemos en depósito", señalan desde el recinto de Castrelos.

En colaboración con los responsables de conservación del Prado, en los últimos años el gobierno vigués ha restaurado varios cuadros de ese legado: "Parábola del rey que convidó a las bodas de su hijo", de Pietro de Lignis, y "Retrato de Luis I de Borbón", de Jean Ranc. Desde el Museo del Prado "realizan un seguimiento exhaustivo de los trabajos" y "fijan las prioridades", siendo las obras de Juan Correa de Vivar las próximas que pasarán por el taller.

La relación artística entre Vigo y Madrid data desde la misma inauguración del Museo Quiñones de León en 1937. Cuando abrió oficialmente sus puertas ya colgaban de sus paredes cuadros pertenecientes al Museo del Prado cuya llegada negociaron Sánchez Cantón y el entonces alcalde Salgado Urtiaga. En el primer lote fueron depositados en Vigo 18 pinturas, entre ellas "San Juan Bautista" de la Escuela de Sarto, "Las Marías visitando el Sepulcro de Jesús", de la escuela italiana; "La anunciación", de Antolínez y Sarabia; "Paisaje frondoso", de Francisco Collantes; "Santo Domingo" y "Santa Lucía", de Juan Correa de Vivar; "Una virgen en contemplación", de Agostino Carracci; o "Arco triunfal alegórico", de la Escuela boloñesa.

El depósito del Prado en Vigo incorpora estilos muy variados y de diferentes épocas. También albergan obras pertenecientes al Patrimonio Nacional el Museo de Bellas Artes de A Coruña, el Museo de Pontevedra o la sede de la Fuerza Logística Operativa del Ejército de Tierra, antigua sede de la Capitanía de Galicia en la ciudad herculina. La pinacoteca madrileña tiene más de tres mil obras cedidas por toda España. Las más valiosas regresaron a la capital tras la Guerra Civil, pero algunas de las que se trasladaron a otras ciudades españolas por motivos de seguridad se quedaron en sus lugares de refugio.