El desempleo que padecen miles de jóvenes en la ciudad provoca imágenes insólitas solo atribuibles a la desesperación de sus protagonistas. Si hace escasas semanas la feria del empleo Empregalia colapsó la entrada a Zona Franca al concentrarse cerca de 9.000 parados, ayer se reprodujo una escena parecida, numéricamente menor, pero igual de ilustrativa de la acuciante necesidad de encontrar trabajo. La oferta de un puesto de dependienta publicada por la propietaria de una cadena de tiendas de ropa reunió a más de 200 personas aguardando resignadas toda una mañana por la entrevista.

Quienes ayer pasaron a pie o en coche a la altura del 161 de Travesía de Vigo pudieron observar, entre las 10.00 y hasta las 14.30 horas, la hilera formada frente al establecimiento Saratex. En ningún momento decrecía, como si se retroalimentase entre quienes salían de la entrevista y quienes comenzaban la espera. "Algunos se creen que venimos a vender oro", razonaba Andrea Moral, de 24 años, dada la cercanía de la tienda ofertante con otra de adquisición de metales preciosos.

Al igual que Andrea, el resto de la cola se enteró de la disponibilidad de ese puesto de dependienta a través de un anuncio publicado en FARO el pasado sábado y este lunes. Decía lo siguiente: "Dependienta, menor de 25 años, que no tenga hecho el cupo de aprendiz. Presentarse martes 30, mañana". De la efectividad de lo publicado no hay duda, y aunque no fuera tanta tal vez facilitase las cosas a la responsable de las entrevistas. En toda la mañana no paró de recibir a aspirantes al puesto hasta el punto de que como confesaba a este periódico una de las empleadas cuando el reloj ya marcaba las tres de la tarde, "estamos cerrados y todavía hay gente esperando".

A la presidenta de la Federación de Comercio de Vigo (Fecovi), Encarna Álvarez, no le sorprende lo ocurrido con Saratex. "Un asociado nuestro puso un anuncio de un empleo, por error, a nombre de Fecovi, y las chichas de la federación estuvieron toda una semana leyendo currículos. No me preguntes cuántos, pero eran una barbaridad", recuerda.

Desde el sindicato CIG creen que lo de ayer "es el mejor termómetro" de lo que ocurre en muchos hogares vigueses. "Cada mañana, cada noche, cientos de personas rastrean la prensa e internet en busca de una oferta de trabajo. Y cuando la encuentran van adonde haga falta", argumenta Anxo Iglesias. De ahí que tampoco a este sindicalista le extrañe la cola frente a Saratex cuando en estos momentos en Vigo, y según los últimos datos estadísticos oficiales, hay 37.500 personas en paro, lo que equivale al 24,7% de la población activa residente en la ciudad olívica.

En respuesta a las indicaciones del anuncio de la tienda, todas las que formaban la cola de ayer en Travesía eran muy jóvenes, incluso entre ellas había quien todavía no alcanzaba la mayoría de edad, como Sabela Pereira. "Busco algo compatible con los estudios", decía, coincidiendo con otra chica de parecida edad. Con un año más que Sabela, María Betania también esperaba, con cara de poca fe, a su turno para la entrevista. "No podría imaginarme que hubiera tanta gente". A su lado estaba Andrea Moral, mayor que las otras dos aspirantes y con seis meses de experiencia en la búsqueda de trabajo. Su deseo resume el del resto de las candidatas a dependienta: "Con tal de trabajar, acepto lo que sea".