El galeón español San Fernando (1550), la fragata Aleigh USA (1776), el clipper inglés Ariel (1865) o un Galeón das Rías (1850) son algunas de la miniaturas navales que se pueden contemplar desde ayer en el Museo do Mar de Galicia. Un total de doce piezas del fallecido modelista vigués Santiago Signo (1930-2010) se han convertido este miércoles en una de las exposiciones permanentes del reciento museístico de Alcabre. Tal y como había pedido el autor a su familia, la colección ha sido trasladada desde su vivienda hasta dos salas del edificio situado a orillas del Atlántico.

"Antes de morir insistió en que consiguiésemos traerlas aquí, este es el sitio ideal por tratarse de su ciudad y de un museo magnífico", asegura Borja Signo, hijo del autor. Su padre, nacido en Vigo y perito de profesión, trabajó toda su vida en las plantas de Citroën, tanto en Balaídos como en Ourense, pero su pasión siempre fue el modelismo naval.

Luis Miguel López, presidente de la Asociación de Modelismo Naval de Galicia (Amonaga), destaca la labor de búsqueda de Signo. "Era un investigador de la construcción marinera, sus maquetas son de gran calidad, pero yo destacaría su trabajo de investigación sobre barcos, ya que había muy poco documentación y muy pocos medios", explica.

El acuerdo entre la familia y el museo asegura la presencia de las piezas durante cinco años en Alcabre, aunque su hijo Borja confía en que "continúen mucho tiempo". Las maquetas ocupan dos salas de la nave principal. En la planta baja, en la zona situada hacia la galería de la playa de Mourisca (también conocida como Matadero), se exponen tres de las piezas, entre ellas la de mayor valor sentimental para Santiago Signo, un paquebote español del 1895 al que puso el nombre de su madre, Julia López. En la primera planta se puede disfrutar de sus "joyas" de miniatura, entre las que hay varios fragatas, galegones, goletas, una corbeta francesa y un Carocho del Miño.

"Todas las piezas fueron hechas por él y en algunos casos también confeccionaba los planos con documentación", relata Borja Signo. Su afición comenzó con un grupo de modelismo del Náutico y su primer barco lo acabó en 1952, pero no fue hasta su jubilación cuando realmente realizó la mayoría de sus maquetas. Ni siquiera la enfermedad impidió que continuase. "Apenas tenía tacto, pero logró acabar el último barco que empezó pese a que ya no confiaba en ello", recuerda su hijo.

El presidente de Amonaga hace hincapié en que "en Galicia hay grandes colecciones de embarcaciones a vela, a motor?" y apuesta por una mayor difusión por parte de los modelistas "para conseguir que se conozcan".

La exposición fue inaugurada en presencia de su viuda, Nieves, sus hijos y parte de su familia. La directora del Museo do Mar no pudo contener la emoción cuando recordó la frase de su viuda. "Solo me dijo que su última voluntad era que estuviesen aquí", dijo Marta Lucio entre sollozos. El conselleiro de Cultura, Jesús Vázquez, definió la muestra como "una colección única" lograda gracias a la "constancia" de su autor. "Debe servirnos para contactar con el pasado y abrir caminos", añadió. La delegada de la Xunta, María José Bravo, y el subdelegado del Gobierno, Antonio Coello, también asistieron al acto.