Un lugar de reunión, de debate, de agitación cultural y política; un punto de encuentro para los artistas; un centro de operaciones para colectivos ciudadanos. Esto y mucho más es el Café Uf, uno de los primeros bares de Vigo donde, recién nacida la democracia y a imagen y semejanza de sus congéneres europeos, era (y es) posible vivir plenamente la cultura mientras se disfruta de un café.

"Siempre lo vimos como un proyecto a largo plazo. No era ni comercial, ni un medio para conseguir pasta rapidamente", explica Luis Feijoó. Su aspiración y la de sus socios era "abrir ese bar global soñado, un lugar agradable donde reunirse con libros, conciertos, proyecciones de cine... ".

Tres décadas después, no se puede negar que lo han conseguido. A lo largo de los años, el café ha sido punto de encuentro de colectivos artísticos y ciudadanos, ha ejercido de sala de exposiciones y de cine, ha funcionado como librería en la que siempre es posible encontrar un sinnúmero de obras y revistas de los temas más variados.

Como todo proyecto de largo recorrido, el café ha vivido tiempos mejores y peores. Feijoó recuerda los primeros años, muy politizados. "Aquí se hicieron asambleas de todo tipo: comunistas, anti-Otan, feministas... Había además una gran necesidad cultural; se venía de un tiempo donde no había nada, pocos libros, pocas revistas y todo muy politizado por el régimen, y el comienzo de la democracia fue como una explosión".

Tras estos años de gran dinamismo, el Uf vivió su particular "travesía del desierto". "A principios de los 90, con el boom del PSOE y el afán por enriquecerse, la gente se volvió absolutamente superficial -recuerda-. Estaba de moda no pensar, no hablar de nada interesante, y se vivió un declive total en el plano cultural. Empezaron a desaparecer revistas y colectivos, y prácticamente se 'quemó' todo lo que había".

Evolucionar, no envejecer

El café resistió, siempre a contracorriente, y actualmente vive una suerte de renacimiento. "Ves otra vez a gente joven preocupándose, discutiendo. Ha sido como un revivir". De todas formas, Feijoó es de la opinión de que todas las épocas son muy similares. "Hay minorías muy creativas y concienciadas y mayorías que están 'a su bola'. No es cierto que antes la gente luchase más: había cuatro muy comprometidos y el resto se iba a su discoteca de siempre a beber sus copas. Creo que el porcentaje de minorías creativas y activas es el mismo ahora que en los 70 o los 80, aunque sí es cierto que las nuevas tecnologías han abierto más posibilidades de crear, sobre todo en el audiovisual".

El Uf y sus 'habitantes' han evolucionado parejos a los tiempos, y si por algo quieren caracterizarse es por evitar el estancamiento. "Muy poca gente sabe evolucionar en vez de envejecer -afirma Feijoó-. En este sentido, creo que el bar sigue vivo porque siempre hemos estado abiertos a todo lo bueno y todo lo malo que cada época nos da".

Alrededor de las mesas del café se reunen actualmente los hijos, e incluso los nietos, de los primeros clientes. "Creo que no tenemos ninguno que lleve aquí 30 años. Procuramos ir desaciéndonos de la clientela que va envejeciendo", bromea, convencido de que estancarse en la misma música, en el mismo cine, en las mismas manifestaciones culturales, "significa la muerte de un bar".

10.800 días

Es imposible dar cuenta en pocas líneas de todos los intelectuales y artistas que alguna vez han pisado el Uf, aunque en la memoria de Feijoó permanece muy vivo el recuerdo de Otelo Saraiva de Carvalho, principal estratega de la Revolución de los Claveles portuguesa; el filósofo Agustín García Calvo; o la folclorista especialista en música sefardí Judith Cohen.

Mención especial reciben los Ataque Escampe. "Creo que es el grupo más interesante que hay en Galicia", afirma, calificándolos de "talismán". Precisamente la banda ofreció un concierto el pasado viernes, dentro del amplio calendario de actos que el café ha programado por su treinta aniversario.

Otra actividad destacada es la exposición "Café Uf: 10.800 días pintado de rojo", que permanecerá abierta hasta el próximo 30 de abril. En ella participan pintores que habitualmente muestran su obra en el bar, como María José Troncoso ("para nosotros, nuestra pintora"), David Antela, Andrea Jambrina o Nieves González entre otros, con obras, en su mayoría, expresamente creadas para conmemorar el aniversario.

Una actuación de Beethoven Rollers, el 12 de abril; el "Círculo poético aberto" organizado por Penúltimo acto, el 13; y el concierto de Pique Dame, el 27, completan la programación de este mes de abril.

Treinta años de historia dejan un sinfín de anécdotas para el recuerdo, entre las que no faltan asaltos a punta de navaja e incluso un secuestro. Pero ningún contratiempo cambia el hecho de que, para Feijoó y sus compañeros, tener un bar como el Uf es mucho más que un trabajo. "Muchas veces es difícil verlo como tal -afirma-, porque siempre estás haciendo cosas que te gustan: programar cine, diseñar carteles, organizar conciertos, vender libros... Aquí se hace de todo, incluso cuidar el jardín, que me lleva su chollo". El pequeño rincón verde no florece por falta de sol, pero a su alrededor no dejan de surgir nuevos brotes que enriquecen el particular universo del Uf.