Este tudense se inició en la medicina en las áreas de Traumatología y Ginecología del sanatorio pontevedrés de Santa Rita, pero pronto emigró a Barcelona para aprender en el Vall d´Hebron las especialidades de Neurología y Neurofisiología. Profundizó en esta última con congresos y estancias en Suecia, Eslovenia y Estados Unidos, codeándose con los expertos mundiales en electromiografía, "una potente arma diagnóstica" a base de técnicas que estudian el estado funcional de los músculos, nervios y la transmisión entre ellos. Volvió "a a casa", al Chuvi, en 1995 y poco después ya era jefe de Neurofisiología Clínica. Al cumplir los 65 años, el pasado verano, tuvo que jubilarse, algo que no le hizo ninguna gracia. Ahora regresará al complejo como personal emérito.

-¿Qué significa el nombramiento como personal emérito del Sergas?

-Estoy entre ese 50% que no se quiere jubilar. Solicité ser emérito y me propuso el anterior gerente (Francisco Soriano) por méritos dedicación y trabajo. Es por cinco años. Aunque todavía no está muy bien definido el emérito clínico, se apoya en tres pilares: seguiré con dos proyectos de investigación europeos y otro nacional apoyado por el CIS; haré de docente; y apoyaré a los profesionales más jóvenes como consultor. La asistencia es lo único que perderé; solo podré hacerlo en casos de enfermedades raras que me pidan a través de la consultoría. No quiero dejar de trabajar. Me he dedicado toda la vida a esto y me conozco a todos los especialistas mundiales en este campo, por lo que si no siguiera se vendría abajo buena parte de la colaboración que tiene el Chuvi con ellos.

-Así que no debió gustarle la orden de jubilación forzosa de los facultativos a los 65 años.

-Ocurrió de la noche a la mañana. Mi cumpleaños es el 12 de septiembre y la disposición salió el 27 de agosto. Tuve que venirme de vacaciones, encerrarme durante dos días, escribir alegaciones, que es obvio que tuvieron poco valor. Creo que esta medida impuesta por la Economía no es buena desde el punto de vista asistencial porque hay mucha gente que está en perfecta forma física y mental y tienen mucho valor para la Sanidad. El imperativo económico ha sido particularmente dañino y lesivo para la calidad y cantidad de la medicina gallega.

-¿Solo con esta medida o con otras también?

-Básicamente con esta. Estamos en un momento crucial, pero la Sanidad Pública sigue siendo la mejor de Galicia y de casi toda España, por el número de gente que trabaja conjuntamente y por los aparatos, que muchos se logran con becas de investigación.

-¿Existe temor por el futuro del nuevo hospital?

-El problema con ese tema es que sabemos poco. Me acuerdo de haber discutido dos veces como iba a ser el servicio de neurofisiología y había cambiado de una vez a otra. Al principio era más amplio, con mayor superficie y la distribución era algo mejor. Los cambios no han sido dramáticamente malos; lo peor es la lentitud.

-¿ En qué destaca el servicio de Neurofisiología Clínica del Chuvi?

-Tenemos un servicio muy equilibrado donde la electromiografía es lo más potente desde el punto de vista académico. Presentamos en todos los congresos españoles e internacionales. En publicaciones ganamos por goleada. Junto a Santiago, somos el único hospital gallego que tiene unidad del sueño, pero ellos ven a menos pacientes. En investigación estamos muy volcados en enfermedades raras, porque la mayoría son neurológicas. Son un tercio de toda la patología neurológica.