Mientras en el centro de la ciudad las procesiones no consiguen voluntarios para crear una cofradía, en Bouzas la tradición se fortalece. El presidente de la del Nazareno y la Virgen Dolorosa, José Manuel Rodríguez, tiene una teoría para explicarlo: "En Vigo presidían las procesiones los empresarios y portaban las imágenes sus obreros por imposición. Aquí eran los marineros los que lo hacían por devoción y tomaban el relevo sus familiares por el sentimiento". Este legado de padres a hijos se mantiene hoy y es la clave del vigor de esta hermandad, la más numerosa de la Semana Santa viguesa, con más de 220 miembros.

Así, en ella, procesionan juntos hasta tres generaciones de una misma familia. Es el caso de Alicia Fernández, de 71 años, que aprovechaba el tiempo libre que le dejaba su trabajo en la planta de Citroën y las labores como madre de cuatro hijas para colaborar con esta tradición como venía haciendo desde la infancia. Su marido también era costalero y anhela el ambiente de las procesiones de aquellos tiempos: "La gente hoy no les tiene respeto; parece que no hay fe". Vivió de cerca la creación de la cofradía en los años 70 y fue una de las artífices de que la mujer pudiera acceder al puesto de costalera, hace 17 años. Explica que fue su hija Ali Castro Fernández, de 49 años, la que se implicó más con esta empresa. "Nos juntamos un día un grupo de chicas y empezamos a darle vueltas a por qué solo podían portear los hombres. Le pedimos al encargado que nos incluyera y nos dijo que si reuníamos a ocho, podíamos. Y lo hicimos. Desde entonces siempre llevamos un paso nosotras solas", relata Ali Castro, que confiesa que al principio las mujeres en la cofradía se sentían desplazadas. Ahora son mayoría. Como no tenía con quien dejar a sus dos hijos durante la procesión, los llevó con ella desde pequeños. "Así también lo iban viviendo. Si no, esto desaparece", sostiene. Su hija mayor ya no puede acudir por motivos laborales, pero para el pequeño, Ángel Lago Castro, de 20 años, será su tercera Semana Santa como porteador. Con permiso de la lluvia. "Más que nada, vengo por ayudar y porque sería una pena que se perdiera. Animo a la gente a que se sume", cuenta. Menores de veinte años ya son cuatro de los 60 porteadores.

La cabeza de Adelina Valverde, de 75 años, también atesora la historia de la procesión del Nazareno y la Virgen Dolorosa de Bouzas. Desde hace cuatro décadas arregla el altar de la Purísima y considera que fue su fuerte vinculación con la parroquia la que la involucró de lleno en la cofradía. A través de ella, ingresaron desde su nacimiento sus seis descendientes. La implicación de su hija María del Mar Rey Valverde, de 46 años, se fortaleció hace 14 años. "A raíz de una promesa que hice por una de mis hermanas, que tenía cáncer de pulmón, me hice costalera", relata. Al casarse, se sumó su esposo, originario de Baiona, y desde la infancia, a sus dos hijos. "A la niña la primera vez la llevé en el coche de capota", recuerda. Ahora Marta Silva Rey tiene 14 años y también a reforzado su colaboración por una promesa. "Lo hice por mi madre, cuando le diagnosticaron leucocemia", explica. Por constitución, todavía no puede ser costalera, pero lo será. "A mí sí que me atrae más que desfilar de cofrade", confiesa. En la ciudad, son los únicos que cargan con las imágenes en vez de subirlas a carros, a excepción del paso de la Procesión del Encuentro, en la que también participan.

Tanto en la casa de Adelina Valverde como en la de Alicia Fernández viven la Semana Santa como una "fiesta familiar" en la que se reencuentran todos.

Tres generaciones de dos clanes - En el centro, bajo la imagen de la Virgen Dolorosa, posan las abuelas Alicia Fernández, de 71 años (izq.), y Adelina Valverde, de 75. A la derecha, se sitúa la siguiente generación, la de sus hijas: Ali Castro Fernández, de 49 años, y María del Mar Rey Valverde, de 46 (en el extremo). Les acompañan en la parte izquierda de la imagen el relevo más joven, el de los nietos: Ángel Lago Castro, de 20 años, y Marta Silva Rey, 14. Todos muestran orgullosos la medalla de la Cofradía del Nazareno y la Virgen Dolorosa a la que pertenece casi todas sus respectivas familias. Excepto las dos abuelas, el resto son costaleros o, como la más joven, aspirantes.