Rafael Louzán se dio ayer un baño de masas en el Congreso Provincial celebrado en Silleda para evitar la manifestación de los afectados por las preferentes en Pontevedra. La cita era el último paso que faltaba para dar el pistoletazo de salida a la carrera por encabezar la lista popular de Vigo en las elecciones municipales del año 2015 y el presidente local, José Manuel Figueroa, tal y como se esperaba, recibió un amplio apoyo de Louzán. En un bunkerizado recinto ferial, con decenas de guardas civiles vigilando accesos y carreteras, el máximo responsable del PP provincial prolongó su mandato por quinta vez. En esta ocasión, el porcentaje de votos superó el 97 por ciento -apenas un 2,9% no le dio su confianza- y le permitió renovar un 60 por ciento sus órganos de dirección con 50 caras nuevas.

El equipo diseñado por el máximo responsable del partido en la provincia incluyó un elevado número de concejales y altos cargos vigueses como demostración del decidido respaldo a la baza de Figueroa como candidato. El portavoz del grupo municipal del PP en Vigo seguirá siendo el único vicepresidente, pero además el incremento respecto a la anterior ejecutiva provincial fue palpable -más del doble- y un total de doce políticos populares relacionados con la ciudad estarán en el núcleo duro provincial. Los ediles Miguel Fidalgo -antes vocal-, Antonio Bernárdez, Alexia Alonso y Marta Iglesias -repite como coordinadora de área-, todos ellos afines a José Manuel Figueroa, accedieron a los órganos directivos junto a la conselleira Elena Muñoz, el senador Enrique López Veiga y cinco cargos vigueses. Se trata de Lucía Molares (Sepes), José Ramón Lete (Deportes), José Norberto Uzal (Administración Local), Ignacio Rial (Economía e Industria) y Ana Ortiz (Delegación Territorial).

Por el contrario, Javier Guerra e Ignacio López Chaves, hasta ayer con labores de coordinación en el PP de Pontevedra, pasan a ser miembros natos en base a sus nuevos puestos en la ejecutiva gallega elegida en enero. Por este motivo, entran también en idéntica situación la diputada Irene Garrido, la concejala Teresa Egerique y los responsables de Nuevas Generaciones Javier Dorado y Diego Gago. Salen definitivamente, la exalcaldesa Corina Porro y la senadora Elvira Larriba. Por último, la delegada de la Xunta en Vigo, María José Bravo Bosch, continúa como vocal.

Con este favorable panorama provincial, José Manuel Figueroa se coloca un paso por delante de otros candidatos a la Alcaldía que hasta el momento no han querido postularse. Minutos después de ser reelegido como presidente provincial, Louzán prefirió no pronunciarse sobre las posibilidades de su vicepresidente, pero no escatimó elogios. "Hacemos un magnífico tándem y va a seguir porque fue una pieza clave hasta ahora y lo será en el futuro. Otras lecturas ya se abordarán en su momento", señaló.

La euforia imperaba en la delegación viguesa, satisfecha por haber logrado acaparar el 27 por ciento de los miembros de la ejecutiva. "Louzán siempre ha confiando en Vigo y llegó la hora de que nos presentemos ante la sociedad como el partido capaz de aportar soluciones e iniciar la recuperación económica", aseguró Figueroa. Feijóo fue el encargado de cerrar el acto y en su discurso eludió pronunciarse sobre José Manuel Figueroa, pero no se olvidó de ratificar su compromiso para acabar el nuevo hospital de Vigo. De la misma forma, la ministra Ana Pastor insistió en que el AVE gallego para 2018 era una de sus prioridades.

Guerra y Bravo Bosch

El congreso también evidenció que otro de los futuribles para presentarse a las municipales no ha tomado todavía esa decisión. El exconselleiro Javier Guerra respondió con una negativa al propio presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, cuando le hizo la oferta al remodelar el gobierno, y ayer prefirió mantenerse al margen. Llegó al recinto de Silleda sin ganas de ser protagonista y ocupó una fila muy retrasada en el auditorio hasta el punto de perderse entre los casi 1.000 asistentes cuando llegó el turno de los discursos finales. Preguntado por FARO sobre la posibilidad de que se presente, insistió en que estaba centrado en sus negocios y en el Parlamento gallego, donde ocupa su escaño como diputado. También en un discreto plano se mantuvo la delegada María José Bravo, cuyo nombre sonó con fuerza pese a que siempre negó públicamente que tuviese algún interés.