Si la semana pasada eran los pacientes adultos los que se enfrentaban a una larga espera a la hora de solicitar atención en el servicio de Urgencias del Hospital Xeral, el pasado fin de semana fueron los más pequeños los que se enfrentaron a esta situación. Las urgencias pediátricas registraron el fin de semana una frecuentación de 401 pacientes, cuando lo habitual son 240, lo que ha dejado una llamativa estampa: madres sentadas en el suelo con sus hijos en brazos sin un espacio de intimidad ni para darles el pecho. El Servicio Galego de Saúde confirma el "pico de actividad" y sostiene que no ha provocado un problema de drenaje de pacientes pendientes de hospitalización, ya que en este tramo de edad hay suficientes camas libres. Lo que sí reconoce es un aumento de la demora media en la asistencia.

Ana Iglesias es una de las madres que en la noche del miércoles se pasó en el suelo de las instalaciones hospitalarias "buena parte" de las más de tres horas en las que tardaron en atender a su hija. Llegaron a las 22.00 horas y se encontraron con "un servicio colapsado, con la sala de espera llena y el vestíbulo a rebosar". Calcula que entre pacientes y acompañantes superarían el medio centenar de personas. En el medio de este escenario, subraya que varias progenitoras que no encontraron asiento se vieron en la obligación de dar el pecho a los bebés a ras de suelo. Ana también asegura que en el mostrador de registro solo tomaron nota del nombre de la pequeña y que no recibieron más asistencia hasta casi tres horas después. Salieron del centro pasadas la 1.00 horas del domingo. "No es un problema de la atención del personal, que estamos muy contentos con ellos -remarca-, sino de la falta de recursos".

La peor jornada se vivió el domingo, con 206 pacientes, nueve más que el sábado, según datos facilitados por el Sergas. El principal motivo de las consultas son las afecciones respiratorias causadas por procesos víricos. La elevada demanda dilató los tiempos de respuesta en la atención, lo que sumado al reducido espacio destinado a sala de espera, provocó la imagen de saturación de este departamento.

Estos picos de actividad, que se repiten cada año, ponen en jaque los recursos sanitarios del área sanitaria viguesa, donde por las tardes y los fines de semana el único punto de atención específica para la población infantil es el servicio de urgencias pediátricas del Xeral. "El problema principal es la falta de recursos en los Puntos de Atención Continuada. Ninguno cuenta con pediatras, por lo que cualquier pico de cualquier enfermedad provoca que se llene el Xeral", argumenta María Xosé Hermida, delegada de personal en el Complejo Hospitalario Universitario por la CIG.

De todos modos, Hermida explica que los problemas en Urgencias pediátricas son menores que los que existen en la zona de adultos. En la jornada de ayer, estos servicios continuaban llenos, pero "sin la saturación de días atrás", describe y añade: "A las 13.00 horas había nueve personas pendientes de ingreso en el Xeral". La alta frecuentación arrastrada desde el fin de semana del 2 y 3 de marzo provocó el primer colapso de las Urgencias del Xeral el lunes 4. El martes se vivió la jornada más dramática con el fallecimiento de una mujer en la sala de espera, tras tres horas pendiente de ser atendida. El jueves la situación recobraba ya cierta normalidad.