La familia de D.A.M. tiene claro el motivo de su muerte en el Hospital Xeral de Vigo. "Mi tía se murió por falta de atención", destaca la sobrina que la acompañaba en el momento en el que la mujer falleció, sentada en su propia silla de ruedas tras tres horas de espera en Urgencias. En ese momento la llevaron rápidamente a un box y trataron de reanimarla sin éxito. "No me quejo del trato que me dieron después", señala. Lo que no comprende es que con el historial médico de su tía -en el que figura una patología cardíaca, un enfisema pulmonar y diabetes- y ante el estado en el que se encontraba, no la atendieran antes. "Que una monja -la de la residencia donde vivía- vea que se está muriendo y que no lo vea un médico es inconcebible", denuncia. Todavía no han conseguido que el Sergas les facilite ni la hoja de entrada ni el informe de la actuación, pero cuentan que uno de los sanitarios que les pidió disculpas tras el suceso justificó la demora en la evaluación realizada por la facultativa del primer filtro médico (a la llegada): "puso que era un cansancio por no comer". "Me pidieron disculpas. Me dijeron: 'Estamos desbordados'. Para mí eso no es una excusa", cuenta la sobrina de la fallecida y añade: "Es vergonzoso. ¿A dónde nos lleva esto? ¿A que muramos como perros?".

Lo que más le preocupa a esta familia es que se tomen medidas para que esto no vuelva a ocurrir jamás. Destacan que, como D.A.M., había muchas otras personas el martes por la tarde en este departamento. "Las Urgencias parecían África. No quedaba hueco de pared sin camilla o silla de ruedas de ruedas", describe uno de sus sobrinos. Relatan que cuando un paciente de la sala de espera pidió explicaciones a un sanitario por los retrasos, este le respondió: "Si no quiere esperar, váyase. Esto no es una peluquería". Tampoco recibió una buena contestación la sobrina de D.A.M. cuando pidió ayuda a un enfermero para que la paciente pudiera utilizar el baño: "Aquí no estamos para eso", me dijeron. Acabó llevándola ella sola. "Una imagen dantesca", lamentan.