"Siempre hubo interés, pero este año fue una auténtica avalancha", cuenta Fiz Axeitos, de la Asociación Veciñal e Cultural Casco Vello de Vigo, que ya ha recibido alrededor de 300 solicitudes de personas y colectivos interesados en regentar un puesto durante la celebración de la Reconquista, los días 6 y 7 de abril. La previsión es permitir la instalación de 200 puntos de hostelería y venta de artesanía y disponer una veintena de espacios para demostraciones de oficios. Así, se quedarán con las ganas casi un centenar de solicitantes, además de la cantidad de particulares que se acercaron por la sede de la asociación para preguntar por la posibilidad, pero que no llegaron a tramitar la petición al constatar que no reunían los requisitos.

A la gran repercusión que ha logrado esta celebración, se suma ahora un nuevo factor que atrae a los emprendedores: la crisis. "Hay mucha gente que hace manualidades y ve en la Reconquista una buena oportunidad para venderlas", cuenta Fiz Axeitos. El número de solicitantes ha pasado de los poco más de doscientos del año pasado a los más de trescientos de este, un incremento superior al 30%.

Los locales del barrio tienen garantizada su presencia. Para el resto de solicitantes han establecido un orden de preferencia, en el que las asociaciones vecinales y culturales, las agrupaciones deportivas y los colectivos de interés social ocupan el primer puesto. "El año pasado las había de Redondela, Mos, Porriño o A Guarda, pero ante el número de peticiones tuvimos que acotarlo dando prioridad a las de Vigo", explican.

Los artesanos serán los siguientes. Para evitar que coincidan demasiados ofreciendo un mismo producto, los organizadores optarán primero por aquellos que posean la Carta Galega de Artesán. Los autónomos y empresas viguesas se quedarán para el final.

"Va a haber variedad y cantidad", describe Fiz que, entre las novedades, destaca demostraciones de orfebrería y vidrio, juegos tradicionales y un tiovivo tradicional.

El presidente del colectivo vecinal, Cándido Rial, también destaca la necesidad de "ser cada vez más exigentes con los puestos de comida". Controlarán que estén ambientados en 1809, tanto en la decoración -materiales visibles- como en la música. Por ejemplo, no admitirán vasos, platos o cubiertos de plástico, un material desconocido a principios del siglo XIX, pero tampoco botellas de cristal, por el riesgo que conlleva.

La extensión de la zona en fiesta también variará. "Este año tomamos el Berbés", avanza Fiz Axeitos. El escenario para los conciertos que, hasta ahora, ocupaba la plaza de A Pedra, se trasladará al Berbés. Para ello, los organizadores reubicarán el campamento de las tropas francesas, aunque todavía no quieren desvelar esa "sorpresa". "El objetivo es que la gente recorra el barrio", concluye".