El "factor suerte" se evapora en las aulas de las autoescuelas. Y con él la treta de "chaparse" las preguntas más frecuentes para salir airoso del examen. Las nuevas pruebas de la Dirección General de Tráfico -DGT- para obtener el permiso de conducir dejan sentir ya sus efectos en las autoescuelas de la ciudad. Los profesores reconocen que -aunque la tendencia "no es para nada alarmante"- el número de alumnos que no logra superar el ejercicio teórico ha repuntado "entre un 5 y un 10%". ¿La razón? El incremento de la batería de preguntas. De las cerca de 800 cuestiones a las que podía enfrentarse el candidato a conductor se pasó -desde el 21 de enero, fecha del cambio- a 15.500.

¿Es más difícil la nueva prueba? Desde las autoescuelas se aclara que no; se hace más complicado, eso sí, que los alumnos que no interiorizan las normas y conceptos sean capaces de superar el test. "Es necesario entender la materia porque, al aumentar el número de posibles preguntas, memorizar las soluciones resulta más difícil", explica Anxo Alfonso Bastos, presidente de la Asociación Provincial de Autoescuelas. "Hay que comprender lo que se estudia" -concuerda Antonio Bugallo, responsable de Autoescuelas Faro- "ahora tienes que razonar las preguntas porque eso de memorizar las respuestas ya no vale". Desde el sector se reconoce que, hasta ahora, y a fuerza de repetir test, no era extraño que el alumno llegase al ejercicio final con las cuestiones "chapadas".

En lo que no notan ningún cambio los monitores es en el resultado de la prueba práctica. A pesar del recelo y los miedos que el cambio despertó entre los aspirantes a conductor la relación de aprobados se mantiene intacta. "El resultado en ese caso no ha variado", aclara Bugallo antes de recordar que a los alumnos olívicos no les resulta extraña la prueba de conducción autónoma -sin indicaciones del examinador- que, desde el 21 de enero, ocupa los 10 primeros minutos de cada examen.

La otra "novedad" del ejercicio en carretera, la demostración de los conocimientos de mecánica y mantenimiento del vehículo, tampoco ha supuesto grandes dificultades para el alumno. El cambio más bien se constata durante las prácticas. "Se nota que quieren llegar más preparados al examen y dan más importancia a esos conocimientos", anota Bugallo. Hasta los añadidos impulsados por la DGT esas nociones sobre el motor "se pasaban un poco por el aire" y tampoco los estudiantes mostraban mayor deseo de profundizar en ellas. "La práctica se enfocaba más bien hacia lo que se pedía en el examen", apuntan desde las aulas de las autoescuelas.

Prueba de que los cambios en el ejercicio no entrañan una mayor dificultad es que, en el balance de aprobados y suspensos de enero de la DGT, el porcentaje de "aptos" se mantiene muy similar al de 2012. Así, de las 1.175 personas que se presentaron en Vigo a la prueba práctica, el porcentaje de aprobados es del 42,1% -el año pasado, con 1.090 candidatos era del 49,2%-. En el caso del examen teórico, el primer mes del año se presentaron en la ciudad 556 alumnos, de los que resultaron "aptos" el 68,2%. En 2012 se realizaron 440 pruebas y obtuvieron una puntuación positiva el 67,5%.

Alumnos menos motivados

La tendencia que sí constatan con fuerza desde las autoescuelas es que -explica Anxo Alfonso Bastos- los alumnos llegan "menos motivados" que hace unos años. "Muchos no tienen la perspectiva de coger el coche una vez que pasan por las aulas", lanza el portavoz del colectivo, quien recuerda como -antes de que la crisis se lanzase a por los bolsillos- los aspirantes a conductor llegaban con la seguridad de que después tendrían un vehículo que usar. Hoy su precio evapora esas ilusiones y, termina Bastos, "eso se ve en que muchos desaparecen durante días".