Su impacto visual es escaso, su energía es limpia y muchos vigueses todavía desconocen su utilidad, pero desde hace dos años han comenzado a proporcionar un 25% de la electricidad que se consume en la iluminación pública de Samil y O Vao. Vigo dispone actualmente de cuatro minimolinos eléctricos, de tan solo 12 metros de altura y 165 kilogramos de peso, con los que se genera parte de la energía necesaria para el alumbrado. Se trata de estaciones de muy reducido tamaño que han dado un importante resultado desde que en el año 2011 se convirtieron en una iniciativa pionera en Galicia.

El primer aerogenerador instalado en la ciudad se ubicó en el parque infantil Josefa Alonso, en la parroquia de Matamá, y sirvió para abastecer el alumbrado de la calle Manuel Cominges. Era el primero de sus características que se conectaba a la red eléctrica en la comunidad gallega, pero actualmente ya existen otros tres en el municipio de Vigo. Las playas de Samil y O Vao, además del Parque Tecnológico de Valadares, han sido los lugares escogidos por el Concello para instalar los nuevos molinos.

La empresa encargada de poner en marcha el proyecto piloto fue la compañía cántabra Sonkyo Energy. El aerogenerador ubicado en Matamá tiene una potencia de 3,5 kilovatios, al igual que los de Samil y el Vao, mientras que en Valadares se optó por duplicar la potencia e instalar un molino de un total de 7 kilovatios.

Unas 100 farolas

Sumando el ahorro total que se consigue con los cuatro aerogeneradores se puede proporcionar potencia suficiente para el consumo anual de 93 luminarias de 70 vatios, lámparas instaladas en las zonas rurales. La energía generada anualmente por los molinos eólicos sería de 27.500 kilovatios, lo que equivaldría al consumo que tienen siete viviendas de tamaño medio a lo largo de los doce meses del año.

Los planes de la Concejalía de Fomento pasan por mantener la inversión al entender que "contribuyen al ahorro energético" y reducen la contaminación. Los cálculos que maneja el Concello apuntan a que cada molino eólico reduce hasta 3.600 kilogramos al año de emisiones de co2.

El zoológico de A Madroa y las instalaciones de la ETEA son otros de los puntos en los que está previsto instalar aerogeneradores para rebajar el gasto causado por el alumbrado público. Los sistemas implantados permiten aprovechar el viento y acumular la energía. En el caso de ausencia de viento, las farolas se conectan a la red eléctrica convencional, ya que el molino necesita un mínimo de 18 kilómetros hora para funcionar. Los aerogeneradores también están adaptados para poder continuar funcionando en caso de tormenta y sin provocar ruidos, ya que la baja revolución impide que produzca pitidos.

La torreta instalada en Matamá cumplirá el próximo 16 de marzo dos años a pleno rendimiento, mientras que el resto de estaciones eólicas se han colocando en los últimos meses.