-¿Cómo valora la capacidad comunicativa de los universitarios?

-No me gusta demonizar a la juventud y hay gente muy bien preparada, pero es cierto que algo no estamos haciendo suficientemente bien cuando nuestros estudiantes no son capaces de expresar lo que ellos quieren. Ésta es una necesidad básica en cualquier estudio y profesión y resulta doloroso comprobar que los "erasmus" tienen en español una capacidad de organización del discurso superior a la media de nuestros estudiantes. Deberíamos revisar la expresión oral y escrita en el sistema educativo.

-Ha participado en experiencias formativas para mujeres directivas y políticas, ¿qué ventajas suponen frente a los grupos mixtos?

-Fueron dos experiencias muy novedosas en España. Una fue apoyada por la Generalitat para ayudar a que las directivas rompiesen el techo de cristal. Tenemos un desarrollo lingüístico más temprano y utilizamos el lenguaje en mayor medida que los hombres para relacionarnos pero en una reunión de profesionales ellos hablan más y durante más tiempo. Espero que se suavice con las nuevas generaciones, pero las mujeres tienen interiorizado que hay que ser discretas y esto supone un suicidio profesional. Además también hay estudios que demuestran que ellas tienen menos garantías de ser escuchadas. En estos grupos ellas hablan con más claridad y se dan cuenta de que algunos de sus problemas no son debidos a su falta de valía.