El 14 de enero de 1908 falleció en Vigo D. Manuel Bárcena y Franco, conde de Torre-Cedeira.

La noticia produjo en todas partes gran sensación, ya que nadie la esperaba, pues aunque se sabía de público lo delicado que estaba de salud, no se tenía conocimiento de que hubiera experimentado agravación alguna en su estado. Por el contrario, parecía que los últimos días los había pasado relativamente bien y sin que ningún indicio hiciese sospechar que estaba tan próximo el término de su existencia.

El conde de Torrecedeira, nacido en 1834, era una de las más altas y prestigiosas personalidades de Vigo. Por su representación, por su historia política, por sus múltiples e importantes negocios, por los cargos que había desempeñado y por los honores que disfrutaba, ocupaba un lugar preeminente en la sociedad viguesa y merecía general respeto.

En su juventud figuró en el partido progresista y formó parte en el año 1868 de la Junta Revolucionaria de Vigo, de la que fue vicepresidente. Cuando la Restauración de la Monarquía, se afilió al partido conservador, al que perteneció hasta su muerte.

Fue diputado provincial varias veces, presidente de la Diputación y senador en varias legislaturas.

Alcalde de Vigo, durante su mandato se hizo el primer empréstito local, con cuyo importe se realizaron las obras de la actual alameda, las Escuelas del Arenal y Centro, se abrió la calle Fervenza hoy Velázquez Moreno y, a iniciativa suya, la Travesía de Elduayen, entre la Puerta del Sol y Paseo de Alfonso.

Creó la Caja de Ahorros Municipal y aportó en préstamo para su constitución la entonces enorme suma de 20.000 reales, cinco mil pesetas que permitieron a la entidad desenvolverse sin agobios en sus primeros años. Al crearse las Cámaras de Comercio fue el primer presidente que tuvo la de Vigo.

Cónsul de Alemania y Bélgica y vicecónsul de Dinamarca, fue igualmente vicecónsul de Inglaterra hasta que pasó el nombramiento a uno de sus hijos.

También había sido cónsul de Rusia, pero durante la guerra ruso-japonesa, renunció en vista de las simpatías que Inglaterra demostraba por sus aliados los japoneses en previsión de una probable contingencia que hiciese imposible ambas representaciones.

Construyó magníficos edificios "que figuran entre los más bellos y suntuosos de cuantos dan a esta población el aspecto monumental que es admiración de cuantos nos visitan". Entre ellos, el que fue Gran Hotel en Policarpo Sanz esquina Carral y el conocido como Casa Bárcena, en Policarpo Sanz y que fue sede de la propia Caja.

Su casa de banca fue muy importante y acometió gran cantidad de negocios. Entre ellos, una fábrica de curtidos, la granja y bodegas vinícolas de La Fillaboa, "cuyos productos gozan de justo y merecido renombre", un depósito flotante de carbón y era agente de varias compañías navieras.

Estaba casado con doña Dolores de Andrés, con la que tuvo cinco hijos.

El entierro

El entierro desde su casa de la calle Real constituyó una imponente manifestación de duelo en la que tomaron parte todas las clases sociales. Llevaba una carroza fúnebre de primera clase, tirada por caballos de la casa y detrás iba el ataúd, conducido a hombros por servidores de los condes de Torre-Cedeira. Tras el féretro, iba el clero parroquial y a continuación, el duelo. Fue enterrado en el panteón familiar en el cementerio de Pereiró.