- ¿Qué aconseja a las personas que están todavía en proceso de superar un cáncer o a los que acaban de ser diagnosticados?

-En primer lugar, saber que eres débil, llorar mucho, preguntarse en voz alta por qué a mí, sentir el shock, por qué me tocaba una enfermedad crónica e inesperada. Nadie lo espera, pero una vez que pasas el periodo en el que tienes que ser débil, llorar y maldecir, hay que afrontarlo con serenidad de que se puede curar. En España, Galicia y Vigo hay unos extraordinarios profesionales. Luego hay que tener fortaleza y valentía de decir 'yo puedo', que no te vas a rendir. Hoy sale mucha gente, en un porcentaje altísimo.

-¿Y quién le ha dado a usted el mejor consejo?

-La verdad es que mi hijo Iago (Falque, futbolista del Tottenham). El día que me ingresaron se iba para Londres y no le quise contar la gravedad de la situación tal y como a mí me lo dijeron en toda su crudeza. Iago me dijo: 'Mamá, tú puedes'. Fue el mejor consejo, porque yo no le podía fallar a mi hijo ni a la gente que estaba a mi alrededor.

-¿Pensó en algún momento que no volvería a la política?

-No, no, no. Conozco muchos casos de personas que han seguido con su actividad. No son pocos los que han sufrido cáncer y en mi propia familia tengo un caso. Todo lo contrario, la perspectiva de volver a la normalidad en el plazo menor posible era una de las cosas que me daba más ganas para luchar.

-Hace unos días colgaba en su perfil de twitter la siguiente reflexión: "La felicidad puede ser algo tan sencillo como recuperar la normalidad. La madurez, no dejar que te afecten comentarios injustos e inhumanos". Está feliz, pero... ¿también dolida?

-No, no, no. Estoy absolutamente feliz porque para mí la felicidad es lo que escribí en ese tuit, porque estoy recuperando la normalidad, no solo en la política sino en lo personal. Ahora puedo viajar, ir a ver a mi hijo, durante seis meses no pude. No se puede expresar con palabras lo inmensamente feliz que me siento. Lo de la madurez, lo entiende perfectamente la gente a la que se lo dedico y no quiero hacer más comentarios, porque nada va a enturbiar la felicidad de haber salido de una enfermedad tan grave, nada, nada. Voy a seguir sonriendo mucho, pero siento que volví a nacer.