"Hay mucha necesidad y Vigo siempre responde". Sor Josefa Teijeira era ayer la viva imagen de la felicidad y su sonrisa hablaba por sí sola. A primera hora de la mañana de este jueves el Comedor de la Esperanza recibía una llamada que podría definir como celestial. Más de media tonelada de pescado esperaba en la puerta 84 de la lonja de O Berbés a que fuese recogida por la furgoneta de la Fundación Casa Caridad de Vigo-Hogar San José. Quince cajas repletas de jurel, raya y pulpo en una cantidad suficiente para dar de comer a las decenas de personas que todos los días acuden a San Francisco.

De la misma forma y en idéntica cantidad, aunque en este caso congrio en vez de raya, la Asociación de Freixeiro de Ayuda al Necesitado (AFAN) recibía comida para atender a las 500 familias que solicitan su ayuda. Luis Álvarez, secretario de la entidad benéfica, reconocía igualmente la importancia de recibir donaciones de este tipo en Navidad. "Nosotros trabajamos siempre así, en otras ocasiones es Pescanova o la Cofradía de Pescadores las que nos avisan", explica.

Sor Josefa coincide en que "todas las semanas" bajan al Puerto de Vigo para recoger partidas de pescado de diferentes colectivos, aunque admite que en esta ocasión la cantidad es grande. "Es mucho, es mucho, no es lo habitual", repite con satisfacción.

El decomiso que permitió las donaciones se llevó a cabo durante la madrugada en el puerto vigués y, según fuentes de la investigación, la operación se enmarca en un control rutinario. Los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) y de la Policía Judicial desplegaron un dispositivo tras recibir información que apuntaba a la descarga de pescado ilegal. Desde las cinco de la madrugada y hasta primera hora del día, los efectivos del Instituto Armado levantaron diez actas contra cinco infractores. A continuación, dieron aviso al Comedor de la Esperanza y a AFAN para que acudiesen a recoger el pescado.

"Gracias a esto vivimos", añade Josefa. Las entidades de ayuda social están desbordadas desde hace muchos meses, pero en esta época son todavía mayores las carencias. La comida donada no durará mucho en las mesas y las necesidades se mantienen pese a la gran cantidad de pesca recibida ayer, pero ya nada puede quitarle la sonrisa. Todavía no son las once de la mañana y tanto sor Josefa como Luis Álvarez, después de que Guardacostas y Guardia Civil les ayuden a cargas la cajas, conducen de nuevo hacia sus comedores con una "compra" muy especial.