Liz Marzán comienza una nueva etapa profesional en San Sebastián acompañado de su familia -está casado y es padre de dos adolescentes- y avalado por una trayectoria reconocida en España y en el extranjero. Sus estudios en el campo de la Química Física y las Ciencias de los Materiales le han reportado los prestigiosos premios Humboldt y DuPont de la Ciencia, así como el Burdinola y el ACS Nano Lectureship Award. Es fellow de la Royal Society of Chemistry y la Optical Society of America, y editor de la revista Langmuir.

Las entrañas de Biomagune albergan un búnker cuyas paredes de dos metros de hormigón custodian el ciclotrón, un potente acelerador de partículas que lleva algo más de un año en funcionamiento. Esta compleja instalación forma parte de la Unidad de Imagen Molecular, inaugurada por el lehendakari Patxi López en julio de 2011 y declarada Instalación Científica Técnica Singular (ICTS) por el Gobierno central. Requirió una inversión de 12 millones de euros y sus características permitirán a los investigadores entender mejor el funcionamiento de enfermedades como el alzheimer, el parkinson o el cáncer y también estudiar la eficacia de nuevos fármacos.

La actividad no cesa en esta infraestructura puntera que acoge en horario diurno los experimentos científicos y, durante la noche, la producción de radiofármacos PET que se utilizan en los hospitales vascos. Además la unidad también se alquila a empresas como la multinacional farmacéutica Abbott para la realización de sus propios ensayos.

La singularidad del "equipamiento estrella" de Biomagune radica en el acceso a los instrumentos más avanzados de todo el país parar realizar experimentos con ratas y ratones de su propio animalario, donde se mantienen en condiciones óptimas un millar de animales.

Todos los procesos de la Unidad de Imagen Molecular arrancan en el ciclotrón, al que se accede a través de una contundente puerta de acero y hormigón. Es una cavidad circular de unas 25 toneladas donde se aceleran partículas a altas velocidades para conseguir isótopos radiactivos de vida corta que los investigadores, en el laboratorio cercano de radioquímica, utilizan para marcar moléculas. Por seguridad, este proceso se realiza de forma automática y remota en celdas plomadas y todo el personal, entre otras medidas, está dotado de dosímetros que miden la radiactividad acumulada.

Este marcaje hace visibles las moléculas administradas a los animales a través de técnicas de imagen como el PET y, de esta forma, los investigadores pueden comprobar la eficacia de nuevos fármacos o conocer los procesos biológicos y fisiológicos asociados a enfermedades. Para ello, disponen, además del PET, de un escáner de resonancia magnética cuya potencia -12 teslas- solo es superada por otros dos equipamientos europeos. Baste decir que los que utilizan los hospitales alcanzan una media los 1,5 teslas y los más potentes no superan los tres.

Liz dirigía en Vigo uno de los grupos más internacionales de la Universidad ya que su actividad en primera línea atraía a estudiantes e investigadores no solo europeos, sino también de India o China. Cuatro de ellos se han mudado con él a Biomagune -"Ninguno tenía un puesto fijo allí"- y en enero llegará un alumno vigués para hacer su tesis en el País Vasco.

Al nuevo laboratorio se han trasladado desde Galicia la técnico Ana Sánchez, el estudiante de doctorado Marc Coronado y los investigadores postdoctorales Lakshminarayana Povalarapu y Marek Grzelczak, que ha conseguido una beca de la primera promoción de Ikerbasque Junior, una convocatoria para jóvenes talentos que seleccionó a 22 personas entre más de 300 solicitudes. El resto del equipo se completa con estudiantes y "postdoc" procedentes de Italia, Alemania, Rusia y Nueva Zelanda.

Por ahora, no están cerrados más trasvases desde su antiguo grupo, aunque Liz sí da por hecho la marcha de Ramón Puebla a algún otro centro español.

El Laboratorio BioNanoPlasmonics continúa en San Sebastián con la línea que Liz coordinaba en Vigo para la síntesis de nanopartículas con aplicaciones biomédicas, un campo de gran interés para otros grupos vecinos de Biomagune con los que ya prevé colaboraciones en campos como la administración de medicamentos, los estudios de toxicidad o el marcaje biológico.

Con vinculación al proyecto de la Advanced Grant, el único que ya está activo, el científico gallego participará en un ambicioso estudio enfocado a la identificación y clasificación de células madre. La iniciativa está respaldada por un consorcio europeo en el que también figuran varias empresas de biotecnología e investigadores del Imperial College de Londres, el Instituto de Tecnología de Karlsruhe (Alemania) y la Escuela Politécnica Federal de Lausanne. "Es un proyecto a tres años, lo que lo hace más complicado, y con el objetivo final de contar con un dispositivo", señala.

Aunque en este caso los ensayos biológicos se realizarán en Londres, la posibilidad que ofrece en este sentido Biomagune marca una diferencia importante respecto a la universidad viguesa: "Tenemos una infraestructura muy buena, con dos laboratorios de cultivo celular y la posibilidad de ensayar en animales. Y además en el entorno hay otros centros con los que podemos colaborar".

El laboratorio arrancará en los próximos meses otros dos proyectos a cargo del 7º Programa Marco de la UE y Liz prevé abrir una nueva línea de investigación a desarrollar en la Unidad de Imagen Molecular del centro.