Hace tiempo que el ambiente en el seno de UPyD Galicia está revuelto y la convocatoria de elecciones autonómicas no ha hecho más que atizar el fuego. Mientras el único concejal con el que la formación contaba en la comunidad ha abandonado las siglas, los afiliados de las dos agrupaciones gallegas más potentes -Vigo y Nigrán- dudan de si harán campaña en la zona. El motivo es el mismo: diferencias con la cúpula de Madrid.

Unión Progreso y Democracia (UPyD) cuenta con alrededor de un centenar de socios en la provincia, divididos principalmente en cuatro núcleos: Vigo y Nigrán, donde reúnen un mayor número de fuerzas; Baiona, donde hasta ahora contaban con su único concejal en Galicia, Antonio Amorín; y Pontevedra. Salvo esta última, el resto de agrupaciones han manifestado su malestar con la "tutela" que ejercen desde la dirección nacional.

El que era coordinador territorial, Andrés Mosquera, dimitió del cargo y abandonó el partido sin hacer públicos los motivos el pasado mes de mayo. Desde entonces, una gestora nombrada desde Madrid dirige las agrupaciones gallegas. Simpatizantes destacan que ya han transcurrido cuatro meses, dos más del período que los estatutos permiten estar en activo a una gestora antes de que se convoque una votación en la que los afiliados gallegos puedan escoger a su dirección. La "imposición" de los criterios de la ejecutiva nacional es lo que ha creado el malestar en estas agrupaciones pontevedresas. La elección del compostelano José Canedo para liderar la lista por la provincia de Pontevedra, desde la que aspirar a la Xunta, fue el colofón.

Fue entonces cuando se produjo la primera baja en las filas de UPyD en Vigo, al abandonar el afiliado que impugnó la elección del candidato. Aunque las ejecutivas de las agrupaciones locales mantienen el mutismo, ha trascencido que sus compañeros en Vigo y Nigrán se plantean secundarle. Mientras analizan esta posibilidad, pocos son los que mantienen la ilusión por trabajar para conseguir votos en los próximos comicios, por lo que estudian no hacer campaña en la zona.

La agrupación de Baiona ya adoptó esta misma decisión en las pasadas elecciones generales, después del "encontronazo" de Antonio Amorín con Madrid. Los 557 sufragios que la formación obtuvo en las elecciones municipales se redujeron a 108 papeletas en las generales. El partido de Rosa Díez perdió al 80% de su electorado en Baiona en solo seis meses.