Aunque la Escuela de Comercio de Vigo nació en 1920, fue en 1932 cuando recibió el espaldarazo definitivo al ser declarada Escuela profesional de Comercio, frente al grado pericial que tenía hasta entonces. El 16 de septiembre de 1932 decía FARO que "ha quedado definitivamente realizada la vieja aspiración de cuantos se interesaban por conseguir para Vigo un Centro Superior donde pudiera adquirirse la cultura comercial indispensable al moderno jefe de empresa".

Aprobado el decreto creando la Escuela profesional de Comercio, FARO señalaba que "el Estado ha hecho todo cuanto de él dependía y falta ahora que el Ayuntamiento se decida, y rápidamente, a cumplir su antiguo compromiso de alojar a la Escuela de Comercio en un local adecuado, capaz e independiente", pues las enseñanzas se estaban impartiendo en varias dependencias de la ciudad, entre ellas la que fue mansión de los RR.PP Redentoristas, instalaciones siempre escasas, por lo que se consideraba necesario dotarlas de unas más adecuadas.

Ya a finales de enero y en sesión plenaria se dio lectura a una instancia del presidente del Colegio Pericial Mercantil, en la que se solicitaba de la Corporación el alojamiento digno de la Escuela. Se leyó también una moción del concejal señor Palacios en la que apoyando dicha instancia, proponía la adquisición de un edificio para Escuela de Comercio y se mostraba partidario de ir a la construcción de uno nuevo, "pues así se dará trabajo a los obreros parados".

Se hablaba de que el Estado podría contribuir con el cuarenta o cincuenta por ciento del coste total. El alcalde recordó entonces que se pretendía adquirir para la Escuela un edificio situado en la calle Uruguay.

Finalmente se decidió que la instancia y la moción pasasen a la Comisión de Enseñanza para que ésta dictaminara sobre la solución más conveniente.

FARO insistía en la necesidad de que se agilizase el nuevo centro, "pues en el actual es imposible. Y si hay dificultad para dar las del grado pericial en las actuales instalaciones, las tendrá que haber duplicadas con las enseñanzas que se crean".

Y si no se hace así, "de poco servirá lo que ha costado tanto trabajo conseguir, pues no será posible lograr que las enseñanzas de Comercio sean todo lo eficientes que debieran, aún contando con la mejor voluntad y el espíritu de trabajo, bien acreditado ya, en el profesorado y los alumnos".

Situación vergonzosa

Se corría también el riesgo de que el Claustro de profesores "se vea obligado a informar en tal sentido al organismo que ahora sustituye al Consejo de Instrucción Pública, y resulte lamentablemente inútil lo ganado con el constante esfuerzo de todos los alumnos".

Para evitar todo eso "y que Vigo llegue a encontrarse en tan vergonzosa situación", se consideraba oportuno que el alcalde reuniese urgentemente a los presidentes de las comisiones de Hacienda e Instrucción Pública con el director de la Escuela de Comercio "y juntos buscar la fórmula compatible con la enseñanza y con la situación económica del Municipio".

Y si por si se quisiera dar mayor amplitud a ese cambio de impresiones, se sugería que podrían asistir también el arquitecto municipal y representaciones de los organismos más directamente afectados por la mejora, como el Colegio Pericial Mercantil, la Cámara de Comercio, la Federación Patronal, el Círculo Mercantil y la Asociación de Estudiantes. E incluso la Diputación, pues vendrán muchos alumnos del resto de la provincia".

Al final se optó por levantar el nuevo inmueble en la llamada Granja de Peniche, lo que hoy es el último tramo de Torrecedeira. Tuvieron que pasar casi 25 años para que Vigo contara con edificio propio para su Escuela de Comercio.

Un espléndido edificio

Y es que la concreción de las nuevas instalaciones no llegaría hasta la finalización de la guerra civil. En 1940, Jenaro de la Fuente Álvarez redactó el proyecto definitivo y ese mismo año se decidió efectuar la subasta de las obras que se iniciarían definitivamente en abril de 1941. "Por fin nuestra urbe podrá contar con un espléndido edificio que vendrá a aumentar el valor del Patrimonio municipal y la riqueza arquitectónica de Vigo" publicaba FARO el 11 de febrero de 1940. Las obras, que se iniciarían definitivamente en abril de 1941, finalizaron tres años más tarde.

El resultado final fue un edificio de estilo racionalista, presentando tres volúmenes claramente definidos y que fue alterado en 1947 por un proyecto del arquitecto Emilio Bugallo Orozco para añadirle una nueva planta sobre el cuerpo del edificio donde estaban la aulas y más adelante, con una nueva crujía en la parte posterior, según un proyecto redactado por Desiderio Pernas.

Un significativo exponente de la arquitectura racionalista alterada por dos intervenciones posteriores

Casi 25 años tuvieron que pasar para que Vigo contara con edificio propio para su Escuela de Comercio.

Aunque las primeras iniciativas serias se desarrollarían a lo largo de 1932, y especialmente a raíz de que se reconociese el grado profesional, la concreción no llegaría hasta la finalización de la guerra civil. En 1940 Jenaro de la Fuente Álvarez redactó el proyecto definitivo y ese mismo año se decidió efectuar la subasta de las obras que se iniciarían definitivamente en abril de 1941, finalizando tres años después.

Al optarse por un edificio de nueva planta en el FARO del 11 de febrero de 1940 se señalaba que "por fin nuestra urbe podrá contar con un espléndido edificio que vendrá a aumentar el valor del Patrimonio municipal y la riqueza arquitectónica de Vigo".

En su libro Vigo, Arquitectura urbana, Jaime Garrido y X.Ramón Iglesias señalan que la Escuela de Comercio constituye una de las aproximaciones más decididas de Jenaro de la Fuente al racionalismo, pues es de los proyectos construidos el que mejor recoge las formas e intencionalidades de este nuevo lenguaje arquitectónico. Se trata de una composición presidida por la claridad y la limpieza ornamental, presentando tres volúmenes claramente definidos.

El edificio original fue alterad al añadirse una nueva planta sobre el cuerpo del edificio que acoge las aulas, con lo que perdió parte de su riqueza volumétrica. El proyecto de ampliación fue realizado por el arquitecto Emilio Bugallo Orozco en junio de 1947.

En una actuación posterior se le adicionó una nueva crujía en la parte posterior, según un proyecto redactado por Desiderio Pernas.