La iglesia de Santiago de Vigo cumple 105 años. El 11 de agosto de 1907, FARO informaba en primera página que "desde ayer cuenta la población de Vigo con un nuevo templo dedicado al culto católico. La nueva iglesia parroquial de Santiago de Vigo fue consagrada por el señor obispo de esta diócesis".

Los actos comenzaron a las siete de la mañana, "con una larga y complicada ceremonia".

Acompañado del cura párroco de Santiago Sr. Martínez, de los de Santa María y Sagrado Corazón, Sres. Ande y Perramón, y de otros muchos sacerdotes, dio tres vueltas alrededor del nuevo templo, derramó agua bendita sobre lo más alto, sobre el medio y sobre lo más bajo de las paredes de la iglesia; trasladó las reliquias de los mártires, del exterior al interior del templo; escribió dos alfabetos griego y latino sobre una cruz de S. Andrés hecha de cenizas sobre el pavimento; ungió con el sagrado crisma las doce cruces esculpidas en las paredes y consagró el altar mayor.

Los prelados de Valencia y Mondoñedo, que llegaron a la nueva iglesia poco después de las nueve y media, consagraron los altares laterales. Monseñor Guisasola consagró el de San José y el obispo Solís el del Sagrado Corazón de Jesús.

Un nutrido coro que asistió a la ceremonia, ejecutó durante ésta las antífonas, letanías y salmos de rúbrica.

Gran número de fieles esperaban en las inmediaciones del templo a que se permitiese la entrada, lo que se hizo cuando terminada la consagración, dijo el sr. Menéndez Conde la primera misa que en la nueva parroquial se celebró. A las once y media próximamente se daban por terminados estos actos.

Un largo proceso

La primitiva iglesia parroquial de Santiago de Vigo estaba situada en la Areosa y debió de ser construida "hacia la época en que empiezan los libros parroquiales sobre la base de alguna antigua capilla, pues al ser derribada aparecieron en los muros, piedras labradas que parecían haber pertenecido a otro templo". En el último decenio del siglo XIX se derrumbó el techo de la iglesia y las paredes empezaron a resquebrajarse. Y en junio de 1897 puede decirse que la ruina del templo era total, por lo que lo que se ordenó su demolición. El párroco D. Eliseo Ozores Camino ya había trasladado el culto a la iglesia del antiguo convento de Nuestra Señora de los Remedios, en el Arenal, que era ayuda de la parroquia desde 1850.

Pero tanto por la insuficiencia de este templo como por el aumento que de año en año adquiría el vecindario de la parroquia de Santiago, se hacía indispensable dotarla de un nuevo templo. El Sr. Ozores Camino pensó en ello e inició sus trabajos en 1890. Y en su ayuda vino un legado casi providencial, pues el propietario don Alejandro Pardo Lago, fallecido por esas fechas, dejó en testamento 60.000 pesetas para la construcción de la nueva iglesia. Con esos doce mil duros y una subvención del ayuntamiento se pudo adquirir el solar e iniciar la construcción.

El 7 de febrero de 1891 se celebró en el domicilio del señor Ozores una reunión de autoridades, vecinos y prensa para tratar del asunto, presentándose los planos del proyectado templo, que eran obra del arquitecto municipal D. Manuel Felipe Quintana y cuyo presupuesto calculaba en 162.500 pesetas.

Con el legado del Sr. Pardo Lago, la subvención del Ayuntamiento y las limosnas de muchos fieles se adquirió el solar que fue comprado a los hermanos Darío y Enrique Lameiro, se abrieron las zanjas, se echaron los cimientos y se empezó a levantar los muros. En 1896 concedió el Estado una pequeña subvención, pero los recursos no tardaron en agotarse y las obras quedaron paralizadas durante cuatro años.

El ministro de Hacienda, sr. Urzáiz, logró en 1902 que el Estado se hiciera cargo de las obras por importe de casi 150.000 pesetas, aunque fue necesario un cambio en el proyecto. Adjudicadas a Domingo Malvar , se llevaron a cabo sin interrupciones hasta su finalización.

Procesión solemne desde el convento de monjas del Arenal y verbena en la calle hasta las once de la noche

A las siete de la tarde se organizó en la iglesia del exconvento de monjas, que sirvió de parroquial, desde que se arruinó el antiguo y ya demolido templo que había en la Areosa, una solemne procesión para trasladar el Santísimo Sacramento a la nueva iglesia.

La procesión recorrió las calles del Arenal, Victoria, Velazquez Moreno, Policarpo Sanz y Duque de la Victoria (García barbón). Muchas de las casas del tránsito lucían colgaduras en sus balcones.

Al frente de la procesión iba la banda municipal.

Con velas encendidas iban los socios de la Adoración Nocturna y cerraba la marcha una compañía del regimiento de Murcia, al mando del capitán Sr. Lozano. La procesión se recogió en el nuevo templo a las ocho de la noche.

Una hora más tarde y hasta las once de la noche, tuvo lugar una verbena en la calle del Duque de la Victoria, iluminada con faroles a la veneciana, desde la calle de Colón hasta la iglesia.

La banda municipal tocó un escogido programa delante del templo y en los intermedios se quemó variado fuego de aire. También estuvieron iluminadas eléctricamente la Casa Consistorial, la Puerta del Sol y las calles del Príncipe y Policarpo Sanz.

El párroco D. Eliseo Ozores Camino, iniciador del nuevo templo, no lo vio terminado. Las dificultades para la realización de su idea, "decepcionaron su espíritu, y al marchar de Vigo, nombrado canónigo de la Colegial coruñesa,llevóse consigo la amarga visión de aquellos muros sin terminar y de aquel templo en iniciación". Le sustituyó D. Argimiro Martínez Vázquez, que impulsaría la finalización de la obra.