La Autoridad Portuaria pretende poner freno a la moda en que se está convirtiendo bañarse en la dársena de As Avenidas. Tanto las barandillas del paseo como el propio muelle en el que se ubica la escultura de Julio Verne se han convertido en las últimas semanas en un trampolín improvisado desde el que decenas de jóvenes se lanzan al agua cada día. Esta situación ha puesto en alerta a los responsables portuarios, que ven en esta práctica un serio peligro. "No podemos permitir que esto siga sucediendo. Cuando la marea está baja la profundidad en esta zona es de apenas un metro y medio. Queremos evitar que cualquier día pueda suceder una desgracia y por eso decidimos prohibir tanto lanzarse desde el muelle, como bañarse", explica el presidente de la Autoridad Portuaria, Ignacio López-Chaves.

A primera hora de la mañana de ayer los operarios del Puerto instalaron dos señales a ambos lados del dique desde el que se tiran al agua los jóvenes en las que se informa de esta prohibición. La Autoridad Portuaria confía que esto sea suficiente para disuadir a los bañistas. "Tanto los niños, como sobre todo sus padres, deben darse cuenta del riesgo que supone. En principio no se va a reforzar la vigilancia ni tampoco se baraja denunciar a nadie, porque no creo que haga falta. Pero si continúan bañándose y tirándose desde el muelle, tendremos que analizar otras medidas", apunta el titular portuario.

La lámina de agua ubicada entre la sede social del Náutico y el espigón desde el que se lanzan los jóvenes no está ya dentro de la concesión del club, que renunció a este espacio para reducir el coste del proyecto de su nuevo puerto deportivo. La Autoridad Portuaria pretende crear aquí una zona de esparcimiento con la construcción incluso de una escalinata que permita a los viandantes llegar al agua. "Una cosa es recuperar esta zona para los vigueses y que puedan llegar al mar y mojar los pies, y otra muy distinta es lanzarse como se está haciendo ahora", apunta López-Chaves.

Pero las pandillas de adolescentes que se bañan aquí no solo se arriesgan darse un golpe contra una piedra, sino también que corren el riesgo de que alguno de los barcos del puerto deportivo pueda chocar contra ellos. "Son jóvenes y cada día arriesgan un poco más y se lanzan de espaldas, dando vueltas, saltando unos sobre otros... Realmente es un peligro", admiten desde el club.