Xaime Seixas Subirá, Padre Seixas, fue "un santo en vida", como lo define el director de la Fundación Penzol y estrecho colaborador suyo durante muchos años, Francisco Domínguez. "Era un hombre bondadoso y comprometido con toda pobreza y marginación, estaba siempre del lado de la gente que sufre. Y dentro de su bondad, era enérgico y radical al combatir a los que avasallan a los demás. Era un hombre entregado y así tomó su trabajo en Galicia", rememora.

Sacerdote de izquierdas y galleguista, "me considero profundamente galleguista y lo fui durante toda la vida" manifestaba en el libro Conversas do Pai Seixas con Silvestre G. Xusto, donde señala también que su única militancia política, "y eso antes de ser jesuita, fue en la Comunión Carlista, Dios, Patria y Rey. Durante buena parte de su juventud fue militante de la Xuventude carlista, que le sirvió como práctica del gallego, pues había gente que lo hablaba maravillosamente como Xosé María Castroviejo, militante carlista de toda la vida".

Ya maestro, pendiente de la mili y actuando en el mundo de la acción social, se orientó hacia la Compañía de Jesús por simpatía con un jesuita asturiano y otro de Valladolid, que le aconsejó que no se preocupara de la mili ni de nada y que pidiera la entrada en la Compañía si más demora.

Al terminar el tercer año de Teología y en virtud de una dispensa especial de la Compañía se ordenó sacerdote en Comillas en 1948, a los 33 años, y celebró su primera misa en la iglesia de los jesuitas de Santiago.

Entre 1950 y 1953 estuvo en Burdeos, atendiendo a una importante comunidad de exiliados entre ellos, muchos vascos, asturianos y catalanes. Recuerda Quico que "uno de ellos vasco le pidió confesión pero quiso hacerla en euskera, a lo que Seixas accedió pese a no entender el idioma, y le dio la absolución".

De Burdeos, que fue para él "una experiencia maravillosa", a la República Dominicana, "un cambio personalmente muy brusco pero no cambié totalmente de actividad, pues también allí trabajé en el mundo obrero. No fui como misionero clásico, fui como un misionero obrero, un misionero moderno. Nada más llegar allí fundé el movimiento obrero cristiano en toda la frontera con Haití.

En 1965 y debido a su delicado estado de salud, le ordenaron regresar a España y le dieron como opción de destino La Coruña o Vigo. Optó por Vigo para desarrollar su trabajo obrero y social, al ser una ciudad nueva, con mucha pujanza industrial "y además se iba a fundar la residencia de Velázquez Moreno". Hasta su traslado a Vigo permaneció unos meses en Santiago sometido a tratamiento para curar una dolencia hepática.

Fue entonces cuando el cardenal Quiroga Palacios le encargó que oficiara la primera misa en gallego el 25 de julio de ese año, Santo, con dos únicas recomendaciones, que celebrase la misa siguiendo la liturgia renovada y que en la homilía cuidase el idioma, que hablase un buen gallego, pues se trataba de la primera experiencia y tenía gran interés en que saliera bien.

En la residencia de Velázquez Moreno coincidió con Magadán, Villamil, Hervada, Lamas y Estévez, "un grupo de gente abierta y progresista". Era una residencia que se dedicaba a trabajar en el apostolado directo con los fieles y a atender la Igrexa dos Apóstolos, en la que siempre se trabajó muy a favor de la liturgia en gallego y se caracterizaba por su línea progresista.

Cada miembro de la comunidad atendía diversas cosas que él mismo proponía y Seixas tenía grupos para clases de gallego y la Comunidade de Vida Cristiá, que tendría varias secciones como O Castro, que era un grupo cultural, Pondal, que organizaba clases de gallego, o Breogán, de predominio obrero.

El funeral de Antón Beiras en 1968 fue la primera misa en gallego que se celebró en Vigo y le siguieron semanalmente las de las Trinitarias y Os Apóstolos, interviniendo en todas ellas el coro Ondas do Mar de Vigo, en cuya organización fue pieza clave el farmacéutico Domingo Fernández del Riego. Otro hombre importante en el apoyo a la liturgia en gallego fue Xaime Isla.

Bautizaba mucho en gallego "y muchos padres querían poner a sus hijos nombres en gallego" por lo que se animó a publicar en la editorial SEPT el libro 400 nomes galegos, todo un best seller. Por eso Ferrín dijo que Seixas "é o pai dos Rois, Sixelas, Irias e Antías que hoxe existen".

Ya enfermo, ingresó en una residencia de los jesuitas en Valladolid, donde falleció en 1994. En 1985, la Xunta le concedió la Medalla Castelao.

Xaime Seixas Subirá, el padre Seixas, nació en Santiago en 1915 y falleció en Valladolid en 1994.

Estudió Magisterio en Santiago y Lenguas Clásicas, Filosofía y Teología con los jesuitas en Comillas, donde se ordenó como cura en 1948. Su primer destino fue Burdeos y luego iría a Salamanca. En 1961 marchó de misionero a la República Dominicana y de vuelta a Galicia en 1965, optó por instalarse en Vigo. El 25 de julio de ese año ofició en la iglesia de San Domingos de Bonaval la primera misa en gallego desde la guerra. También fue el primero en dar una homilía en gallego en Vigo, durante el funeral de Antón Beiras. Fue un promotor de la traducción de la liturgia en gallego, creó las Comunidades de Vida Cristiá y fue autor de diversas publicaciones, entre ellas, 400 nomes galegos para homes e mulleres, libro pionero de la onomástica gallega.