El funeral en la catedral de Tui por el alma del obispo emérito de la diócesis de Tui-Vigo, José Cerviño Cerviño, que falleció el pasado miércoles a los 91 años de edad, fue una evidente muestra pública de afecto y gratitud, con asistencia de cuatro arzobispos, seis obispos y 122 sacerdotes que ocuparon el presbiterio y parte de un lateral del templo abarrotado de fieles y de representantes de órdenes, congregaciones e institutos religiosos de la diócesis.

La familia estuvo arropada y pudo escuchar del arzobispo de Santiago, monseñor Julián Barrio, que presidió la eucaristía, palabras que dibujaron la entidad humana del fallecido. "Inmerso en las necesidades e inquietudes de sus diocesanos, manifestó un corazón de pastor (….) Fue un hombre de afectos silenciosos. Nada humano le era ajeno como así lo demostró en su ministerio sacerdotal en la diócesis de Santiago y en el ministerio episcopal realizado en la iglesia compostelana y en la de Tui-Vigo".

En la primera fila estuvieron el alcalde de Tui, Moisés Rodríguez; el conselleiro de Presidencia Alfonso Rueda Valenzuela; el subdelegado del Gobierno, Antonio Coello; concejales de los Concellos de Tui y Vigo; otros cargos políticos, civiles y militares.

Monseñor Julián Barrio se dirigió a todos para decir que "don José nos quería y sabía que le queríamos. Con humildad y sencillez supo poner sus talentos al servicio de la transmisión de la fe y la vivió manifestando en todo momento su caridad pastoral, con la cercanía fraterna de quien lo da todo aparentando no dar nada, siendo maestro de fe y testigo del mensaje de Jesús. Cerviño, más allá de los años, vivió siempre con un alma joven, porque tuvo a Cristo como ideal y se dio a él totalmente", afirmó.

En el presbiterio, el féretro se cubrió con distintos ornamentos y se colocaron encima los símbolos episcopales de la mitra y el báculo, y una Biblia.

El acto estuvo presidido por el arzobispo de Santiago, y contó con la asistencia, entre otros, de los arzobispos de Valladolid, Ricardo Blázquez; el emérito de Valladolid, José Delicado Baeza, que fue obispo de Tui desde 1969 a 1974; y el arzobispo de Tánger, Santiago Agredo, franciscano y gran amigo del fallecido desde la juventud. Concelebraron junto con canónigos, arzobispos y clero diocesano los obispos de Tui, Luis Quinteiro Fiuza; el emérito de Tui-Vigo, José Diéguez Reboredo; de Lugo, Alfonso Carrasco; de Ourense, José Leonardo Lemos; de Mondoñedo, Manuel Sánchez Monge, y el de Astorga, Camilo Lorenzo.

El féretro fue conducido a hombros por seis sacerdotes hasta la capilla del Santísimo. Se enterró en el lugar ya preparado para ello, situado en el arcosolio donde estaba colocada la imagen de la Virgen del Rosario, con lo que se cumplieron los deseos expresados en vida por monseñor Cerviño, cuyos restos se velaron en Tui desde el jueves, hasta el inicio del funeral, una multitudinaria despedida.