Nueve meses y un día de prisión. Esta es la condena impuesta ayer in voce en la propia sala de vistas a una vecina de Vigo, enfermera de profesión en un hospital de la ciudad, por maltratar a su compañero sentimental, que padece una minusvalía que le provoca una movilidad reducida y le obliga a usar muletas. Acusada y víctima negaron el episodio agresivo ocurrido en la casa de la mujer en Bouzas–ella incluso rechazó que en esa época fuesen pareja o conviviesen–, pero frente a estas manifestaciones estuvieron las de un matrimonio y otra pareja de jóvenes que escucharon los golpes, gritos y "quejidos" desde un parque en la calle y también las de la Policía Nacional: un agente relató cómo cuando llegaron a la casa vieron a la mujer sobre él "golpeándolo" en actitud agresiva. El hombre presentaba restos de sangre en la boca, así como hematomas y arañazos por el cuerpo, algunos recientes y otros más antiguos.

La vista se celebró ayer en el Juzgado Penal 3 y, nada más concluir, el juez dictó sentencia condenando a D.I.C., quien ya tiene antecedentes por lesiones y maltrato en el ámbito familiar, por un delito de malos tratos por el que, además de cárcel, le impide aproximarse o comunicarse con la víctima durante un año, nueve meses y un día.

Hechos

Los hechos ocurrieron a las once y media de la noche del 16 de mayo de 2011 en la vivienda de la mujer en Tomás Paredes. La Fiscalía señaló que la agresora insultó y golpeó al hombre. Cuando la Policía llegó, alertados por los vecinos del parque, la víctima estaba en el suelo y ella lo golpeaba. Un agente concretó como cuando llegaron al rellano de la casa la tele estaba alta y nadie contestaba al timbre. Golpearon la puerta y se abrió, encontrando a la acusada sobre el hombre. Ella trató de cerrarles la puerta. El policía contó como el hombre, que estaba en el suelo, se arrastraba para intentar llegar a ellos y también relató que la mujer le "tapaba la boca" para que no hablara.

En esa intervención policial, la víctima les confesó que la mujer era su pareja, que le había agredido y que no era la primera vez que lo hacía. Los sanitarios le vieron hematomas y arañazos por todo el cuerpo, algunos antiguos. Pero ayer en el juicio este hombre solo admitió que en esa época vivía con ella, negando la agresión o los insultos: "Me dan ataques y a lo mejor me caí al suelo".

La acusada se declaró inocente. Negó que fuesen pareja, aportando un certificado de que el hombre estaba empadronado en Crecente. Relató que lo cuidaba "porque estaba solo", por lo que pasaba temporadas con ella. Ese día, explicó, fue a buscarlo a Crecente. Sobre lo que vieron los policías, alegó que al hombre le dio un ataque epiléptico y que lo estaba asistiendo ya que tiene experiencia por su labor de enfermera en Urgencias. También alegó que ese día le ayudaba a usar las muletas, justificando los golpes que se escucharon desde la calle porque él "se caía" y los gritos, porque no oye bien.

"Escuchamos golpes, insultos y quejidos desde el parque"

Un matrimonio, así como un hombre y otra joven que estaban en un parque próximo al edificio, fueron los que llamaron a la policía. Escucharon desde un piso golpes, insultos, lamentos y quejidos. Los dos hombres se subieron a un montículo para ver de cerca la ventana de la casa donde ocurrían los hechos. Vieron a una mujer que daba a algo con la mano, braceando, aunque no podían ver a qué o a quién, y decidieron dar la alerta. Inicialmente pensaron que la víctima podía ser un niño.

"Desgraciado, te voy a abrir la cabeza" o "O te comes la cena o la comes de otra manera" fueron algunas de las frases que escucharon estos vecinos. También observaron como la mujer arrojaba un plato. Una de estos testigos señaló que en el barrio se comenta que en la actualidad la situación sigue igual. Algo que también negó la acusada, afirmando que no había vuelto a ver a la víctima desde el pasado 19 de diciembre. "No sé porque han montado esta película en Bouzas", aseguró en su derecho a la última palabra en el juicio y poco antes de que el juez dictase condena in voce.