La necesidad de una alternativa de alta velocidad en el corredor de Vigo y Ourense toma fuerza. El día en el que el AVE entre Ourense, Santiago de Compostela y A Coruña cumple tres meses de vida, el balance de pasajeros señala a la ruta ferroviaria que liga la terminal de Guixar con la ciudad de las Burgas como el gran caladero de usuarios. El pasado mes de enero el AVE entre Ourense y la capital gallega movió cerca de 17.500 viajeros, solo 1.000 más que los 16.500 que –según datos de Renfe– utilizaron cada mes la línea de Media Distancia (MD) Vigo-Ourense en 2011. Lo ajustado de la diferencia contrasta con la calidad y las condiciones de ambos servicios. Mientras el AVE acortó el trayecto entre Santiago y Ourense a solo 38 minutos, quitando atractivo a los costosos y largos desplazamientos por carretera –en autobús se puede tardar hasta dos horas–; en el caso de Vigo, la MD resulta ahora menos rentable que la opción del bus o el coche particular, con los que se puede ahorrar casi hora y media de recorrido.

En la actualidad los miles de trabajadores, funcionarios y estudiantes que se desplazan cada semana entre Vigo y Ourense ven como opción más atractiva la autovía A-52. En coche el itinerario entre ambas ciudades dura apenas una hora y de lunes a viernes hay 10 buses cubriendo esa ruta en cada sentido con unos tiempos que van de 1 hora y 15 minutos a 1 h y 45 min. El servicio se completa además con una ruta especial a diario que enlaza con el campus olívico. El precio de la línea regular es de 10,5 euros pero cada vez son más los usuarios que se decantan por compartir un vehículo particular para ahorrar costes. Si el viajero opta por el tren de Media Distancia se encuentra con tres líneas en cada sentido a una tarifa de 10,15 euros y unos tiempos que pueden alcanzar hasta las 2 h y 27 min. del Regional que sale de Guixar a Ourense a las 19.12. En cualquier caso, el tren hace siempre 14 paradas antes de llegar a su destino. Otras alternativas a través de la vía férrea son el Arco a Bilbao, el Alvia a Barcelona, el Tren-hotel a Madrid o el Talgo a Alicante, pero sus precios, entre los 17 y los 31,40 euros, los descartan.

En el caso del corredor Santiago-Ourense los usuarios que se desplazan por la AP-53 tienen que hacer frente a un peaje de hasta 5,50 euros y cuentan con una oferta menor de autobuses. Entre la ciudad jubilar y la de las Burgas operan siete líneas de ida y seis de vuelta –el número varía los viernes, sábados y domingos– con un billete de 9 euros y trayectos de entre una hora y media y dos horas. En ese caso la alternativa más interesante es la del tren, ya que con la entrada en funcionamiento de los modernos Avant en diciembre la distancia entre ambas ubicaciones se redujo en casi una hora hasta los 38 minutos –los Regionales que todavía operan en ese corredor tardan como mínimo 1h y 45 min–. El único inconveniente es el precio del servicio, de 13,05 euros, si bien su oferta de asientos es mayor a la del MD entre Vigo y Ourense –los modelos que están operando, con velocidades máximas de 250 km/h, tienen 283 asientos, frente a los aproximadamente 150 de los R-599 y S-444 olívicos– y las frecuencias superan a las del tren vigués. Aunque el servicio varía los fines de semana, entre Guixar y Ourense los días laborales se mueven seis trenes y 10 entre Santiago y la capital de las termas. El atractivo de ese servicio ha llevado de hecho, según expertos ferroviarios, a que la mayoría de los usuarios de los Regionales que conviven con el Avant se hayan pasado a las ventajas de la alta velocidad.

El atractivo del AVE lleva a los especialistas a afirmar que, una vez que el Avant entre en funcionamiento en el corredor Vigo-Ourense, buena parte de los ciudadanos que usan la carretera en la actualidad se pasarán al tráfico ferroviario. Según sus estimaciones el S-121 permitió recortar los 132 kilómetros de vías que separaban la capital gallega y Ourense a solo 87 km, permitiendo así reducir el tiempo del trayecto a menos de 40 minutos. En Vigo la distancia actual es de 131 kilómetros pero la variante por Cerdedo –con la que ya se comprometió en varias ocasiones la ministra de Fomento, Ana Pastor– haría posible recortar los tiempos actuales hasta dejarlos en torno a 27 minutos. Prueba del mercado que tendrá ese nuevo servicio es que en 2011 el corredor Vigo-Ourense ya registró 30.000 pasajeros más que el Santiago-Ourense. En concreto, esta última ruta cerró el año con 169.000 usuarios, frente a los 199.000 de la olívica, lo que la convirtió además en uno de los principales itinerarios por pasaje. El mayor registro de viajeros lo alcanzó entonces el tramo A Coruña-Santiago, con 850.000 desplazamientos, dentro del corredor Atlántico (que alcanzó los 2,7 millones de viajeros). El tramo A Coruña-Ferrol se quedó en 80.000, en 50.000 el A Coruña-Monforte de Lemos y en 9.000 el Ourense-Puebla de Sanabria.

Una línea de alta velocidad marcada por la baja demanda

Desde su puesta en marcha, el 11 de diciembre de 2011, el AVE entre Santiago y Ourense estuvo marcado por sus bajos porcentajes de ocupación. Durante su primer mes de funcionamiento el Avant, con 283 plazas, viajó prácticamente vacío, con trayectos que reunían apenas una treintena de pasajeros, por debajo del 15%. En enero FARO ya publicó que el AVE entre las dos ciudades se desplazaba con tres de cada cuatro plazas vacías. Con todo, sus datos son los mejores de la línea de alta velocidad A Coruña-Santiago-Ourense, acogiendo al 67% de los 20.400 usuarios que emplearon el Avant en sus primeros 30 días en Galicia. Los últimos datos, del mes de enero, arrojan una ocupación media del 28,6%, lo que supone 81 viajeros en trenes de 283 plazas.

Expertos ferroviarios sostienen que el uso del AVE en el corredor Santiago-Ourense se podría aumentar ampliando sus paradas. En la actualidad los Avant solo recogen y dejan pasaje en las 3 ciudades del corredor, perdiendo así el tráfico de estaciones intermedias, como Lalín u O Carballino.