El I+D made in Vigo ha llegado al espacio. El XaTcobeo ha puesto a la Universidad de Vigo en la órbita de la ingeniería aeroespacial, un campo extremadamente exigente y competitivo en el que ya puede empezar a pelear por contratos tecnológicos gracias al buen hacer demostrado durante los últimos tres años por el grupo de profesores y estudiantes que diseñaron y crearon el primer satélite gallego.

Una cantera de jóvenes profesionales está forjada, tal y como avalan la Agencia Espacial Europea (ESA) –cuyo portavoz en España, Javier Ventura-Traveset, no duda en calificar de "ejemplar" el trabajo del equipo vigués– y el Instituto Nacional de Tecnología Aeroespacial (INTA). Su representante Santiago Rodríguez no ha dudado en definir como "especial" la colaboración mantenida hasta el momento con la Universidad.

El XaTcobeo llegó con un expediente de matrícula de honor a la Guayana francesa tras cumplir los rigurosos estándares de la ESA, exactamente los mismos que se aplican a la construcción de un gran satélite, y conseguir además el primer puesto para ser liberado al espacio por delante de los otros seis cubesats elaborados por universidades europeas.

El lanzamiento del Vega, que partió el lunes puntual hacia el espacio, fue un éxito y, pocas horas después de entrar en órbita, el XaTcobeo superaba las cautas expectativas de sus creadores al contactar con la estación de control del campus durante su primer pase sobre la ciudad de Vigo.

Ha sido el mejor premio para una idea que nació bajo otro nombre, el de Dieste, y que gracias a la cabezonería y la pasión de su impulsor, el profesor Fernando Aguado, acabó siendo uno de los proyectos estrella de la Universidad y, por qué no decirlo, también de la comunidad gallega, que se ha estrenado en el espacio gracias al XaTcobeo.

Mientras el satélite tomaba forma y aguardaba la fecha de su lanzamiento a bordo del Vega, el equipo de Aguado consiguió ser designado por la ESA como estación de control en Europa de la red Genso y también fue elegido para diseñar el sistema global y coordinar los minisatélites europeos de una red internacional impulsada por la ONU con fines humanitarios.

Y según han avanzado los responsables del XaTcobeo en los últimos días, ya hay nuevos proyectos en cartera. Parece claro que la historia no acaba aquí. La carrera espacial acaba de comenzar.

El satélite

El XaTcobeo intentará culminar con éxito tres experimentos en una órbita en la que hasta ahora nunca se habían liberado minisatélites y cuyas condiciones supondrán un enorme reto dado que el ingenio vigués deberá atravesar los anillos Van Allen y superar su elevada radiación. Por si esto fuese poco, Aguado avanzó desde la Guayana que una investigadora española de la Nasa le había confirmado que también deberá soportar "el peor tiempo espacial de los últimos 200-300 años".

Una vez que su posición se estabilice, los encargados de controlar el satélite desde el campus pondrán en marcha la radio-software reconfigurable desde tierra y un medidor de radiación que comprobará los efectos de la radiación sobre los sistemas de a bordo.

El ingenio, en cuya construcción ha colaborado el INTA, también validará un nuevo sistema de despliegue de paneles solares, el más ligero puesto a prueba hasta el momento, que facilitará al XaTcobeo elevar su potencia de 2 a 6 vatios. Aun así, su consumo será inferior al de un teléfono móvil durante los tres meses que se supone durará su aventura en el espacio.

El XaTcobeo, con una envergadura de 10 cm3 y un coste de 1,2 millones, cumple los estándares de los cubesats, un tipo de minisatélites diseñados en la universidad californiana de Calpoly con fines educativos y que cada vez tienen más interés tecnológico por la reducción de costes que suponen.

El impulsor

Una de las frases que más ha repetido el profesor Aguado en los últimos días es que el éxito del XaTcobeo ya era lograr embarcar en el Vega y que el lanzamiento, dada la multitud de circunstancias ajenas al proyecto vigués que podían malograrlo, era "la guinda" a los más de tres años invertidos en desarrollar el cubesat, el primero de una universidad española.

La noticia saltó por primera vez a los medios en junio de 2008. La ESA seleccionó el proyecto "Dieste" de Vigo entre propuestas remitidas desde las mejores universidades europeas para desarrollar pequeños satélites con fines educativos que formarían parte de la carga del Vega en su vuelo inaugural. Días después de este anuncio, el entonces presidente Touriño y el representante de la Agencia Espacial Roger Walker presentaban en el campus un prototipo del rebautizado como XaTcobeo.

Los integrantes y la repercusión del proyecto fueron en aumento y la puesta en órbita del pasado lunes concentró en el Edificio Miralles a numerosos medios de comunicación gallegos y nacionales para recoger los brindis con champán.

Durante el acto organizado por la Universidad, el exrector Alberto Gago recordaba la perseverancia de Aguado cuando el proyecto comenzaba a nacer y le faltaba el respaldo institucional. "Le pedí que dejase de llamarme un mes", relató entre risas, " para ponerme en contacto con el ministerio, que destacó el rigor del equipo, y con la ESA, donde dijeron que se fiaban absolutamente de lo que se hiciese aquí".

El lanzador

Mientras los investigadores vigueses celebraban el éxito del XaTcobeo, en las pantallas que retransmitían el lanzamiento en directo desde el puerto espacial de Kourou podían verse también los abrazos y gestos de alegría de los responsables de llevar a buen término el primer vuelo del cohete Vega.

La ESA estrenó con éxito su tercera generación de lanzadores –tras el Ariane y el Soyuz– para transportar cargas útiles consideradas pequeñas y con unas magnitudes de entre 300 y 2.500 kilos. España ha sido uno de los pocos países que ha participado en la construcción de los tres cohetes.

La misión del lunes fue el tercer gran acontecimiento de la ESA en el último año tras el lanzamiento número 200 del Ariane en febrero de 2011 y del primer despegue desde la Guayana francesa de un Soyuz en octubre.

Tras dos años de aplazamientos, la fecha definitiva se fijó para el día 9 y, por problemas técnicos, se retrasó al 13. Si el Vega se hubiese visto obligado a abortar su misión ese día, el XaTcobeo tendría que esperar hasta abril para entrar en la historia.

Una jornada histórica

El 13 de febrero ya es una fecha histórica para la Universidad de Vigo. Tras asistir a la retransmisión en directo del despegue del Vega, a los investigadores e invitados concentrados en el Edificio Miralles todavía les quedaban setenta minutos de tensión hasta que el champán se pudo descorchar a gusto. Pasaban diez minutos de las doce de la mañana y el XaTcobeo acaba de entrar en órbita tras los dos satélites de mayor tamaño que viajaban en el Vega, el Lares y el ALMaSat-1.

El rector Salustiano Mato celebró el éxito de "nuestro hijo espacial" y, al igual que la secretaria xeral de Modernización de la Xunta, Mar Pereira, destacó que Galicia tiene recursos humanos capaces de competir con el resto del mundo.

Los nervios dieron lugar a los abrazos y a las sonrisas de los integrantes del equipo, a quienes también dedicó palabras de reconocimiento el profesor Aguado desde la Guayana francesa a través del teléfono.

Con el XaTcobeo, la Universidad da por iniciada una nueva "línea estratégica" que además ayudará a la institución a internacionalizarse. Los investigadores ya trabajan en un proyecto con la Xunta para desarrollar un segundo satélite que no podrá superar los 100 gramos, además de figurar en la agenda de contactos de empresas españolas e internacionales, así como administraciones, que ya consideran a Vigo un socio potencial.

El grupo de investigadores

Seis estudiantes acompañan a Fernando Aguado en la primera fotografía del equipo del XaTcobeo publicada en FARO en agosto de 2008, poco antes de que dos de ellos viajasen al Centro Espacial de la ESA en Noordwijk (Holanda) para recibir entrenamiento sobre la construcción y el posterior seguimiento del satélite. La misma imagen fue utilizada por los alumnos el día del lanzamiento para ilustrar los modestos comienzos de un grupo que a día de hoy integran 60 estudiantes y 32 profesores de las Escuelas de Telecomunicaciones e Industriales de Vigo y de Ingeniería Informática, en el campus de Ourense.

Solo cuatro de ellos pudieron sentir sobre su piel las vibraciones originadas por los motores del Vega, pero los nervios previos y la emoción fueron idénticas a ambos lados del Atlántico. Fernando Aguado y José Antonio Vilán viajaron como responsables del proyecto y los estudiantes Miguel López y Darío Hernández disfrutaron del despegue como "el mejor premio" a sus largas horas de dedicación.

Daniel Docal habló el lunes en nombre de sus compañeros para destacar "la disciplina y el trabajo duro", así como el "ambiente y el valor humano" del grupo. Han sido muchos y todos necesarios para construir un satélite en el que apenas cabrían todas sus firmas. Los grupos que han participado son el de Radiocomunicación y el de Antenas (de Telecomunicaciones); el Cima y el de Electrónica de Potencia (de Industriales); y el Laboratorio de Informática Aplicada de Ourense bajo la coordinación de Arno Formella.

La estación de control

La estación de seguimiento del XaTcobeo se encuentra en la Escuela de Telecomunicaciones, bajo el mismo techo en el que fue construido y custodiado en una cámara limpia diseñada ad hoc antes de pasar a manos de los técnicos de la ESA.

Allí se recibieron sus primeras señales a las 16.39 horas del lunes durante su primer pase sobre Vigo. El satélite fulminó las predicciones de estudiantes y docentes, quienes advertían a los periodistas que el contacto podría demorarse varios días. Solo los más optimistas, como el profesor Isasi, comentaban que "con suerte" podría ser escuchado mucho antes.

El XaTcobeo circunda la Tierra catorce veces cada día siguiendo una órbita excéntrica que oscila entre los 300 kilómetros de altura –cuando su velocidad es mucho mayor– y los 1.500. De sus seis vuelos sobre Vigo, solo tres son lo suficientemente buenos para poder entrar en contacto con la estación de control, de la que se ocupan cinco alumnos formados y entrenados para la misión.

Mientras ellos se preparan para iniciar los experimentos a bordo, los equipos universitarios de otros cuatro satélites –dos de Italia y otros dos de Rumanía y Francia– aguardan todavía a establecer una buena conexión con ellos, pues en los primeros días posteriores al lanzamiento solo recibieron señales muy débiles.

El pitido diseñado para el XaTcobeo también pudo escucharse el lunes en la estación de satélites de Valladolid, que colabora en el seguimiento de su señal vía radio.