Otro "caso Chandebrito", pero en Sampaio. Apenas tres meses después del juicio que concluyó con condenas a 25 vecinos de esa parroquia de Nigrán por acosar a dos familias por desavenencias urbanísticas, el Juzgado de lo Penal 2 de Vigo acogió ayer otro proceso ocurrido en Vigo que guarda similitudes con aquella "guerra". Pero en el actual caso, ya no fue preciso celebrar juicio: seis vecinos aceptaron penas de 30 euros de multa cada uno por hostigar durante varios meses a la vecina que interpuso la denuncia que derivó en el derribo de una vivienda de un matrimonio de la zona al ser declarada ilegal por el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia. El derrumbe se ejecutó en 2008 después de que hubiese numerosas y multitudinarias manifestaciones de apoyo a los propietarios de la casa y de que una marea humana –más de 300 personas– impidiese un primer intento de derruir el inmueble.

Como en "Chandebrito", los problemas urbanísticos fueron el telón de fondo del conflicto vecinal. Para el juicio de ayer estaban citados nueve acusados y una treintena de testigos. La acusación era ejercida por la Fiscalía y por la víctima del hostigamiento: el ministerio público solicitaba inicialmente dos años y tres meses de cárcel para cada imputado y la acusación particular elevaba la petición a cuatro años. Aunque en un principio parecía difícil que las partes alcanzasen un acuerdo –la vista incluso se llegó a suspender para celebrarse en abril–, tras horas de negociación todo cambió y hubo vista de conformidad.

Finalmente fueron seis los condenados: el dueño de la vivienda derruida, Manuel D.R., y cinco vecinos más, Elisa P.L., Carmen L.P., Purificación M.A., Aurelio P.P. y Esther G.A. Las acusaciones rebajaron notablemente sus peticiones y se les impuso a cada uno multa de 30 euros por una falta de coacciones. Entre todos deben indemnizar con 9.000 euros a la víctima por el daño moral causado.

Los hechos se remontan a 2007. La fiscal considera que a raíz del procedimiento contencioso-administrativo interpuesto por la víctima que concluyó con el derribo de la casa de Manuel D.R., vecinos de la zona "acordaron reunirse todos los días frente al domicilio" de la mujer para protestar por "su actuación", que la acusación califica de "legal", y "compelerla" a abandonar la parroquia. La Fiscalía estima que tenían un "plan preconcebido" para "atemorizarla" , impedirle el "normal desarrollo de su vida diaria" y causarle "gran angustia y desasosiego". Así, la fiscal enumera casi una veintena de episodios ocurridos entre mayo y agosto de 2008 ante la casa de la mujer en la que los condenados u otras veces "personas desconocidas" la insultaron, arrojaron objetos como globos de agua, piedras o alquitrán, tocaron silbatos o cornetas, "impidiéndole entrar y salir normalmente de su domicilio". En una ocasión la mojaron con una manguera. Las fuerzas de seguridad tuvieron que personarse alguna vez. La mayoría de implicados en estos altercados afirmaba ayer que quieren "olvidarlo todo".