Caligrafía china, comer con palillos o jugar al ping-pong se convirtieron ayer en una asignatura más del colegio Montecastelo. La veintena de estudiantes de Hong Kong que acogen los estudiantes vigueses en sus casas ejercieron ayer como profesores de cultura asiática mediante este tipo de clases prácticas. Como colofón a la jornada, el centro educativo les ofreció una "comida enxebre" a base de churrasco y empanada. El punto y final a su semana de vacaciones en Galicia lo ponen hoy visitando Santiago de Compostela –ya por la noche viajarán en tren hasta Madrid para tomar el avión de regreso–.

"La ciudad es maravillosa, nos ha sorprendido lo cariñosa y hospitalaria que es la gente", comenta Bernie, uno de los dos profesores del colegio chino Tak Sun –de orientación religiosa similar al Montecastelo y también masculino–. Desde el año 2008, aprovechando las vacaciones del año nuevo chino, acompaña a sus alumnos en los viajes a colegios españoles, así, anteriormente ha estado en Pamplona, Sevilla, Madrid y Barcelona. "Lo que más les sorprende de vuestro país es que mucha gente vive en casas y pertenece a una familia numerosa, en Hong Kong vivimos en pisos de muy reducidas dimensiones y se suele tener un único hijo", subraya –su densidad de población es de 6.200 habitantes por kilómetro cuadrado–. Pang Lap Pui es el verdadero nombre de Bernie, pero como todos sus pupilos, es conocido por su "nickname" occidental –generalmente inglés, la lengua que utilizan en el colegio Tak Sun y con los estudiantes del Montecastelo–.

Curiosamente, los veinte alumnos chinos, de entre 14 y 17 años, coinciden al señalar el paisaje de la ría como lo que más les ha gustado de la ciudad y el jamón como su plato favorito. "Aquí se respira muy bien, el aire está limpio y se pueden ver las estrellas; Hong Kong está muy contaminado, el cielo se ve gris y por la noche está todo oscuro", comenta Johny, un alumno de 14 años.

Como casi todos los estudiantes chinos, Hugo es hijo único y vive en un pequeño piso, por eso el contraste fue radical al llegar a Vigo: "La familia donde estoy tiene cinco hijos y reside en una casa", comenta sorprendido. Lo único que sabía de España antes de venir es que se practica el toreo, se come jamón y "hay una iglesia sin acabar de construir" –la Sagrada Familia de Barcelona–. "Le encanta nuestra comida, siempre repite, especialmente si hay tortilla", dicen Pedro y José, sus "hermanos" vigueses. Lo cierto es que la gastronomía gallega ha entusiasmado a todos ellos: "Me encanta el marisco, ayer probé los percebes, que no los había visto en mi vida, y ya se han convertido ya en mi plato favorito; el pulpo también es mucho más rico aquí porque es más blando que en Hong Kong", dice Bernie.

"Las familias están encantadas con ellos, está siendo una experiencia maravillosa y no descartamos realizar un intercambio", comenta Marisol Espiño, secretaria de dirección del centro.

El colegio Tak Sun de Hong Kong alberga a 900 estudiantes, de primaria y ESO, todos varones. En estas fechas de vacaciones para ellos, la mayoría sale del país. Actualmente hay grupos en Roma, Kenya, Vietnam, Camboya, Singapur y Taiwán. El centro se adscribe al Opus Dei (el cristianismo es una religión que no representa ni al 10% de la población hongkonesa, formada por 7 millones de habitantes).