El cóctel resultante de la crisis y los nuevos peajes lusos ha resultado muy perjudicial para uno de los grandes mercados de la hostelería viguesa: el turismo llegado del otro lado del río Miño. La mala situación económica y la decisión del Gobierno del ex primer ministro portugués José Sócrates en 2010 de aplicar un complejo sistema de tepeleaje en las autovías A-28 y A-41 y A-42 (Grande Oporto) desplomaron un 60% la afluencia de turistas del país vecino en estancias cortas, de entre dos y tres noches. Según datos de la Asociación de Hostelería de Vigo (Ahosvi) de los 80.000 turistas extranjeros que €según datos del Instituto Galego de Estadística (IGE)€ pernoctaron en la ciudad en 2008, el 50% eran de nacionalidad portuguesa. Este año la clientela lusa apenas representa el 30%.

El descenso de los visitantes del país vecino amenaza uno de los pilares del turismo. La proximidad geográfica, la ventaja del idioma y el atractivo que ofrece Galicia a la clientela portuguesa la convierte en el principal mercado extranjero. Según datos del patronato de Turismo Rías Baixas en 2010 el turismo luso representaba en la provincia el 43,15% del total, seguido de lejos por el francés (20%). Solo los clientes llegados de América Latina constituían entonces el 11,15% y los restantes países de Europa el 31,23%. La caída de la demanda del otro lado del Miño se produce además en un contexto en el que el turismo de fuera de España gana campo al nacional. Ya en junio Turismo Rías Baixas informaba de que en apenas 12 meses los españoles habían pasado de representar el 82,7% al 81,8%. Desde Ahosvi afirman que entre 2008 y 2011 la clientela nacional perdió 17 puntos hasta bajar del 89% al 72%.

La Asociación que representa a los hosteleros de Vigo relacionan de manera directa el descenso del turismo luso con la crisis y los peajes de las antiguas Scut (autovías gratuitas de Portugal). "La implantación de las nuevas tasas ha tenido un efecto significativo en el flujo de España a Portugal pero también en el sentido contrario", explica el presidente de Ahosvi, César Ballesteros. El que peor parado ha salido tras la entrada en vigor de las tarifas lusas es el turismo vacacional y de fin de semana. "Ahora los portugueses solo vienen a pasar un sábado y un domingo cuando tienen la obligación de hacerlo por trabajo", apunta Ballesteros. La tendencia contrasta con "lo habitual" que era encontrarse hace años a clientes lusos pernoctando en los establecimientos de Vigo. En cualquier caso el responsable de Ahosvi recuerda la grave crisis financiera que sitúa al país vecino como uno de los peor parados en el contexto de la Unión Europea.

La respuesta de Portugal tiene una tercera explicación. Ballesteros recuerda cómo en los últimos años grandes cadenas comerciales como El Corte Inglés o Ikea han abierto sucursales en el norte del país vecino, restando así a Vigo el volumen de visitantes que todos los años se acercaban a Galicia para hacer sus compras. La prueba de ese impacto la encuentra Ballesteros "al caminar cualquier fin de semana por un centro comercial". "Hace dos años algunos días en El Corte Inglés se hablaba portugués y hoy eso ya no es así", continúa el presidente de Ahosvi. En 2007 la cadena sueca abrió en Matosinhos su mayor tienda en la Península Ibérica con el objetivo de captar incluso clientela gallega. La cadena española El Corte Inglés por su parte abrió en 2006 una sucursal en Oporto que confirma su presencia en el país tras montar cinco años antes otra tienda en Lisboa.