La cita se planteaba como un coloquio pero terminó en pelea. La facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Vigo se convirtió ayer en escenario de un altercado entre los asistentes a una conferencia impartida por el portavoz de la Embajada Israelí en España, Lior Haiat, y 15 manifestantes "de extrema izquierda" que sabotearon el acto con pancartas, gritos e increpaciones. El diplomático acudió al campus invitado por la Asociación Gallega de Amistad con Israel (AGAI) y la Universidad para participar en un coloquio con el título "25 años de relaciones diplomáticas España-Israel". Cuando Haiat acudió a la sala se encontró sin embargo con la oposición de los manifestantes.

"Intentamos mantener la conferencia durante media hora pero fue imposible", relata Pedro Gómez-Valadés, presidente de AGAI. La "tensión" entre quienes querían escuchar al diplomático israelí y quienes se oponían fue en aumento hasta llegar casi a los puños. "A mí me cogieron del cuello y me zarandearon y a una de las asistentes le robaron su cámara de fotos después de morderle un dedo", continúa el responsable de la asociación gallega y organizador del encuentro. La presión de los manifestantes no se quedó ahí. Por la tarde AGAI había cerrado una segunda conferencia en la galería de Sargadelos que la dirección tuvo que suspender "por las fuertes presiones que recibió". "Sabemos que intentó mantener la cita hasta el último momento pero hubiese sido irresponsable", explica Gómez-Valadés. Para evitar problemas la charla se trasladó a una de las salas del hotel en el que se hospedaba Haiat.

"Es un día triste para la libertad de expresión. La universidad debería ser un lugar abierto al debate", explica el portavoz israelí, quien alerta de que "al impedir la libertad de expresión se ejerce un terrorismo de pensamiento". Haiat reconoce que tras impartir más de 30 conferencias similares por toda España ésta es "la primera vez que me ocurre una cosa así". Desde la dirección de AGAI, que ayer se confesaba consternada por lo sucedido, achacan lo sucedido a una actitud racista. "Vetar la intervención de una persona por su nacionalidad es una conducta racista", reflexiona Gómez-Valadés antes de tachar a sus promotores de "grupúsculo". "En los cinco años y más de 100 actividades de la Asociación ésta es la primera incidente que vivimos", zanja el responsable.