Un año después de que comiencen las obras de la nueva depuradora del Lagares se derribará la mitad de la actual, situada en los terrenos afectados, y las empresas constructoras –OHL e Isolux– tendrán que mejorar las instalaciones restantes, donde se realiza el tratamiento primario, para que el vertido al mar cumpla los parámetros ambientales obligatorios. La infraestructura provisional funcionará dos años y medio, a partir del verano de 2013, con la incorporación de medios tecnológicos para compensar la desaparición en ese periodo de la fase secundaria. La principal aportación, según explican técnicos de Acuanorte, es un sistema para eliminar materia orgánica, el problema central de contaminación que sufre la ría. Cuando la depuradora definitiva se ponga en marcha, a finales de 2015 según marcan los plazos, se demolerá lo que quede de la actual.

Las empresas ganadoras del concurso redactan estos meses el proyecto constructivo y no será hasta verano de 2012 cuando comiencen las obras. Durante los primeros doce meses desde entonces la actual planta del Lagares permanecerá intacta, con lo que seguirán funcionando los dos procesos de tratamiento. En ese primer año las empresas adjudicatarias instalarán la nueva línea de fangos, donde se someterán a distintos procesos los lodos generados tras la depuración del agua. Antes de empezar a levantar las edificaciones, los operarios deben compactar el suelo, muy húmedo en esa zona, ubicada muy cerca de la marisma del río Lagares.

La línea de fangos debería estar terminada a mediados de 2013, y entonces comenzará la fase provisional de depuración, ya que los terrenos que ocupan ahora las instalaciones de tratamiento secundario y gestión de lodos quedan dentro del área en la que se asentará la futura planta. Toda esta parte será demolida, y paralelamente se reforzarán con mejoras las infraestructuras que queden en pie. El pretratamiento y el proceso primario aparta las arenas, desengrasa y reduce la materia en suspensión. "Se ayudará con reactivos y puede aplicarse radiación con rayos ultravioleta para mejorar el tratamiento", comentan expertos de Acuanorte. Con ello quedaría cumplidos, aseguran, "los criterios de calidad microbiológica exigidos en el diseño final" y la depuración sería "óptima". En esta etapa de la obra se activará la nueva línea de tratamiento de fangos para sustituir a la que desaparece.

La instalación provisional funcionará hasta la puesta en funcionamiento de la macroplanta definitiva. Durante ese tiempo continuarán los problemas actuales por la incapacidad de la infraestructura del Lagares de asumir todo el caudal que recibe. Éste puede llegar a triplicar sus posibilidades de saneamiento, alcanzando los 8.000 litros por segundo.

En esta etapa se excavará el terreno hasta una profundidad de 15 metros para alojar las instalaciones subterráneas de la futura depuradora, que ocupan más de un tercio de la infraestructura. Allí tendrá lugar todo el proceso de pretratamiento de las aguas residuales. El proceso biológico (secundario) se realiza en edificaciones semienterradas desde los seis metros bajo rasante hasta los nueve de altura. Finalmente se completarán las instalaciones pendientes de la línea de fangos. "Ninguna de las obras ejecutadas en la fase provisional será eliminada", indican técnicos del organismo dependiente del Ministerio de Medio Ambiente.

Puesta en marcha

La infraestructura vendrá acompañada de la construcción de nuevos colectores de mayor diámetro para absorber todo el caudal sin que sea necesario aliviar agua residual a la ría; además de un emisario de 3,5 kilómetros mar adentro para enviar el afluente ya depurado; y una acometida eléctrica hasta Balaídos con el fin de suministrar la energía que necesitan las instalaciones para su funcionamiento. El trayecto hasta que la futura planta opere con normalidad no termina a finales de 2015. Aunque empezaría a funcionar para entonces, las empresas constructoras la someterán a pruebas durante otro año, comprobando que opere correctamente y efectuando ajustes. En 2015 termina el contrato con la concesionaria del saneamiento, Aqualia. El Concello decidirá si prorroga el contrato –como ya se planteó meses atrás– o convoca otro concurso.