Nueve mil vehículos menos cada día. Éste es solo uno de los efectos que, junto a la crisis económica, ha provocado el polémico sistema de peajes que Portugal implantó en la autovía A-28 que une Viana do Castelo y Oporto y que utilizan miles de gallegos en sus desplazamientos por el Norte luso. Desde la aplicación del cobro, que el próximo sábado cumplirá un año, el descenso de turismos ha caído en picado. Según el último informe del Instituto Nacional de Infraestruturas Rodoviárias (INIR) la autovía pasó de soportar un tráfico medio diario de 33.289 coches en el primer semestre de 2010, a 24.102, en 2011.

Esta reducción confirma los malos presagios de las asociaciones empresariales de ambos lados del Miño, que advirtieron en reiteradas ocasiones del perjuicio que supondría para la economía de la Eurorregión la implantación de un sistema de "telepeaje" que impide a los conductores pagar en efectivo. "Además de la crisis, tenemos el problema de que se ha quebrantado la libre movilidad, un error político y económico tremendo que es urgente solventar", exigió a principios de este año el presidente de la Confederación de Empresarios de Pontevedra, José Manuel Fernández Alvariño. Pero la presión ejercida tanto por los agentes económicos y sociales de ambos países, como por parte del Eixo Atlántico y la Xunta de Galicia, no ha sido suficiente hasta ahora para que Portugal accediera a permitir el pago en efectivo o a homogeneizar el sistema Vía-T luso y español para que pueda ser utilizado indistintamente en las autovías de pago de ambos países.

El informe del INIR no recoge qué porcentaje de los 9.000 vehículos diarios que han dejado de utilizar esta autovía son gallegos. Si bien, y según el estudio que presentó en mayo de este año la Agrupación Europea de Cooperación Territorial Galicia-Norte de Portugal, la cifra podría rondar los 3.000. Ésta fue la cantidad de coches que, según los expertos, habrían dejado de cruzar la frontera entre España y Portugal desde el 15 de octubre de 2010 tras la entrada en vigor del peaje.

El descenso de turismos es mayor en la autovía Grande Porto, la circunvalación por la que se accede al aeropuerto Sá Carneiro y que comenzó a ser también de pago en octubre del año pasado. Según el Instituto de Infraestruturas Rodoviarias, la intensidad media de vehículos pasó en esta vía de 39.545 diarios, a solo 22.551.

Hasta agosto casi 400.000 conductores portugueses solicitaron los descuentos que el Gobierno luso permite a ciudadanos y empresas asentadas en su país y no, por ejemplo, a los empresarios gallegos que pese a trabajar a diario entre Galicia y Portugal no tienen su sede en el país vecino. Los beneficiarios tienen diez accesos mensuales gratis a la autovía y un descuento del 15% en los restantes. El coste normal para un turismo extranjero es de más de 8 euros por un trayecto de ida y vuelta a Oporto; y de 19,9, para un camión. Según informaba ayer la Agencia Lusa, en torno a un millón de vehículos habrían circulado hasta agosto sin pagar.

Por el momento, y según informó hace dos semanas el conselleiro de Infraestructuras, Agustín Hernández, Portugal no habría sancionado a ningún conductor gallego durante el año que llevan en vigor los peajes.