Las playas de Cíes tal y como las conocemos se formaron hace 6.000 años, pero podrían desaparecer en solo 30 si no se preserva la vegetación. Así de contundente se muestra el director del Instituto de Geología de la Universidad de A Coruña, Juan Ramón Vidal Romaní, que actualmente realiza con su equipo un estudio sobre el sistema dunar del archipiélago. Su trabajo de campo ha permitido datar mediante luminiscencia los bancos de arena de la isla y concluir que se encuentran entre los más antiguos y amenazados de la Península Ibérica.

Las capas más remotas de arena cuentan con 150.000 años –sobre ellas crecieron los bosques actuales– y las más recientes oscilan entre los 10.000 y 15.000 años. "La particularidad de los suelos y playas de Cíes es que no se crearon gracias a los depósitos del mar, como se podría pensar", explica Romaní. Así, estos suelos se han ido formando en los últimos 2,5 millones de años gracias a las bajadas y subidas del mar en las épocas glaciares (se calcula que hasta 14 veces). En estos periodos el mar podía descender hasta 200 metros y la acción del viento transportó bancos de arena que en ese periodo se encontraba en la costa y que cubrieron por completo la isla, formada por rocas. "Solo en Irlanda se puede encontrar un suelo con características similares al de Cíes u otros puntos de la costa gallega", expone.

Según el geólogo, esta enorme duna de arena que cubre por completo la isla está seriamente amenazada por la acción del viento (llega a los 170 Kilómetros/hora) y podría dejar al descubierto la roca. Solo los árboles y los matorrales pueden fijar la arena e impedir que desaparezca.

La fragilidad de este entorno viene determinado por su propia orografía, que contribuye a la erosión: las islas son una rampa inclinada hacia el este unos 50 grados y cortada por el oeste por un acantilado. "El suelo está en regresión y corre peligro de desaparecer si no se conserva la vegetación", insiste Romaní, que sitúa el punto más crítico en el entorno del muelle de Rodas. Precisamente, explica que esta playa "se creó artificialmente gracias a la barrera de rocas que tiene, porque sin ella desaparecería en dos años".

Por todo esto, un incendio en la isla acompañado de un invierno lluvioso podría ser letal. "En esas circunstancias, en menos de tres años las playas podrían desaparecer y quedar la roca al descubierto", alerta. La importancia de la vegetación es tal que el geólogo advierte de que las sustituciones de especies arbóreas invasoras por autóctonas "deben hacerse de manera gradual", sin que nunca queden grandes áreas al desnudo. "El bosque atlántico es más idóneo que el actual de eucalipto porque favorece el crecimiento de matorral y hierba", explica.