La adjudicataria del nuevo hospital de Vigo trabaja de forma casi ininterrumpida para ajustarse a los plazos de construcción fijados por la Xunta y evitar posibles sanciones por incumplimiento de contrato. Desde principios de mes la UTE liderada por Acciona ha dado un impulso a las tareas de excavación que se están realizando en los terrenos de Beade-Valladares para completar esta primera fase de las obras el 9 de septiembre. Esta es la explicación que el gerente del grupo de empresas, Antonio González, ofreció a la presidenta de la asociación de vecinos de Beade, Concepción Álvarez, en una reunión en la que los residentes se quejaron del exceso de ruido en la zona y de dificultades para dormir. Los obreros trabajan en tres turnos consecutivos con un breve parón entre las dos y las seis de la mañana.

Desde la Consellería de Sanidade no valoraron ayer las quejas y reiteraron que "la única preocupación del Sergas es garantizar que se cumplen los plazos" en una actuación que comenzó en marzo y tiene un plazo de ejecución de 31 meses. En ese tiempo debe estar concluido el nuevo hospital con 1.464 camas, presupuestado en 412 millones. En su última visita a la parcela hace cinco meses, el presidente de la Xunta estableció para "finales de 2013" la conclusión del edificio y más recientemente, a principios de julio, la gerente del Sergas ratificaba esta misma fecha pese al retraso que lleva la UTE en la redacción del proyecto constructivo.

En estos primeros meses el proyecto ha avanzado muy lentamente e incluso los vecinos destacaron la escasa presencia de maquinaria en la parcela expropiada de 200.000 m2. Pero la situación ha dado un vuelco y ahora lo que han puesto en conocimiento de la administración local es un exceso de actividad que les impide dormir por las noches y ha ocasionado desperfectos en los viales de la parroquia por el tránsito de tráfico pesado.

"La empresa se comprometió a parar a las once de la noche y a retomar el trabajo por la mañana, pero solo cumplieron los festivos y la situación vuelve a ser insoportable", resume la portavoz de los vecinos, a la que la adjudicataria reconoció la necesidad de "recuperar el tiempo para completar la excavación en el plazo previsto". Álvarez volvió ayer mismo a entrevistarse, en esta ocasión, con el jefe de obra, para manifestarle que el constante trasiego de decenas de camiones y los pitidos de las grúas de día y de noche les impiden descansar.

En los últimos diez días los residentes han presentado dos quejas en el Concello y la semana pasada llamaron de madrugada a la Policía Local para realizar una medición sonométrica que ya tramita la Concejalía de Medio Ambiente. En el primer escrito entregado el 9 de agosto en el Registro municipal los vecinos reconocen que las obras son necesarias "para construir una infraestructura que mejore la calidad de vida de los vigueses", pero reclaman a continuación "un mayor control por parte de las autoridades por el bien de los vecinos que sufren daños y molestias". La segunda denuncia se presentó ayer acompañada de 67 firmas de familias que aseguran que las obras "están afectando directamente a nuestra salud".

Desde el Concello confirman que la Policía Local realizó una medición del ruido in situ hace unos días y que el encargado de la obra al que solicitaron los permisos aseguró "desconocer" la ordenanza municipal de medio ambiente que fija el inicio de cualquier actuación a las nueve de la mañana. El gobierno local instó a la UTE a que solicite un permiso especial que permite en obras públicas ampliar la franja horaria habitual, como sucedió con la entrada del AVE en Travesía de Vigo.