La Escuela-Taller "Mar de Vigo" cerró ayer sus puertas tras entregar 33 diplomas a los que, si nadie lo remedia, serán sus últimos alumnos. Mientras el Concello critica que la Xunta todavía no ha convocado las subvenciones para las escuelas-taller, la administración autonómica reprocha al ayuntamiento vigués que no hubiese solicitado ningún plan de cooperación. El resultado es que sin estas dos ayudas, la escuela cerró ayer mismo sus puertas, fecha en la que expiraban los contratos de sus tres profesores, el conserje y la secretaria. Durante la entrega de diplomas, el alcalde de Vigo, Abel Caballero, y el concejal de Empleo, Santos Héctor, rivalizaron con Lucía Molares, delegada de la Xunta, sobre qué administración se había involucrado más con la Escuela. En un ambiente tenso y a pesar de lo paradójico de la situación, ambos apostaron por este tipo de proyectos para generar puestos de trabajo. De hecho, Abel Caballero expresó a los medios su deseo de que se eliminen las diputaciones y de que se reparta el presupuesto "proporcional" entre cada ciudad, para evitar así el "derroche" y poder destinarlo, entre otras cosas, a programas de empleo.

Las cinco embarcaciones que los más de 300 alumnos construyeron a lo largo de los diez años de funcionamiento serán cedidas a la Asociación de Marineros San Miguel de Bouzas, que ya las añadieron a su dársena de barcos tradicionales. Se trata de una gamela coruxeira, un bote polbeiro, una trainera, un galeón y una dorna de tope. Esta última la botaron ayer los actuales alumnos, que fueron quienes la construyeron. "Si vuelve a abrir el taller, las podremos recuperar", explicaba su director, Manuel Paz. El resto del material quedará almacenado en la Escuela, aunque es probable que las dos lanchas neumáticas vuelvan a manos del Concello.

La escuela ha formado a demandantes de empleo con muy baja cualificación. Así, durante seis meses recibieron formación y una pequeña ayuda económica y, a continuación, se les contrató por alrededor de 500 euros mensuales.

La salida laboral de estos últimos alumnos no es nada esperanzadora. Once de ellos aprendieron actividades náuticas y quizás encuentren un empleo en los clubes náuticos durante la temporada estival. Los que hicieron carpintería de ribeira deberán dirigirse a talleres no náuticos, ya que actualmente en Vigo, de este tipo, solo sobrevive astilleros Lagos. Finalmente, los otros once que hicieron construcción naval, que antes tenían gran salida, ahora se encontrarán con un sector plagado de ERES y que no busca mano de obra.