Cronista de la Ciudad durante más de treinta años y farmacéutico, José Espinosa Rodríguez (1880-1966) fue además un gran dibujante y genealogista de los buenos, autor de varios libros, entre ellos Tierra del Fragoso, una obra imprescindible para conocer la historia local.

Este estudioso de la vida municipal nació en O Porriño, hijo de farmacéutico, y siguió la tradición familiar, aunque María Paz, la menor de sus seis hijos y única actualmente viva, considera que "tenía que haber ido por el mundo del arte y de la historia. Fui al campo muchas veces con él y le gustaba pintar especialmente el otoño. Era una rata de biblioteca, se pasaba la vida estudiando archivos y todo lo hacía a pie y a mano. Era una persona muy admirada y solo tengo buenos recuerdos de él."

Fue uno de los primeros residentes en As Travesas, donde tuvo su primera botica que trasladaría más tarde a García Barbón, donde hoy está la sede central de Novacaixa. Fue director de los servicios farmacéuticos del Hospital Municipal, concejal, miembro del patronato de Castrelos y colaborador habitual de FARO, "donde adelantó una parte significativa de los trabajos que publicaría después en sus libros".

Para uno de sus nietos, José Carlos, "fue una personalidad viguesa pública de relieve en buena parte del siglo pasado. Miembro de la Real Academia Gallega e hijo Adoptivo de la Ciudad de Vigo, Académico correspondiente de Farmacia e igualmente de la Academia de la Historia, tenía distinciones de Chile y de Brasil... Pero para mí era y sigue siendo mi querido abuelo José. Me hubiera gustado tratarlo más en los últimos años de su vida, cuando se despertaban en mí inclinaciones periodísticas, pero el destino de mi vida al abandonar Vigo y posteriormente trasladarme a Brasil, me alejó de él. Sé que perdí una excelente oportunidad y a un gran maestro".

"El abuelo José, a pesar de sus muchos títulos y reconocimientos, no anidaba en su corazón ningún orgullo ni soberbia. Era una persona humilde en todo, en su manera de tratar, de vestir o de recibir honores, cualidad no siempre abundante en personalidades públicas".

Fino ilustrador

Otra característica reconocida por todos era "su espíritu metódico, ordenado, trabajando incansablemente tanto como profesional farmacéutico, al principio, como escritor, investigador e historiador después. Tampoco le faltaban al abuelo otras condiciones sobresalientes como la de fino dibujante. Así lo atestiguan las propias ilustraciones de sus libros o los cuadros que conservamos en nuestras casas y que aplicó magistralmente a sus trabajos sobre heráldica gallega".

Evoca Josè Carlos "las últimas visitas y charlas que pude tener con él antes de abandonar Vigo. Ya era inseparable de su bastón como apoyo físico porque la cabeza siempre le funcionó a la perfección".

Era una persona muy especial "pues tanto él como su hermano, el sacerdote Jesús que fue párroco de Santiago de Vigo, eran de esas personas de las que se puede decir que pasan por la vida sin enemigos, aunque no sin sinsabores".