Los barcos de los petroglifos de Santa María de Oia han despertado gran expectación en el mundo de la arqueología desde el momento mismo de su localización "pues representan embarcaciones con más de tres mil años. Incluso para alguna de ellas se estableció similitud clara con los modelos del antiguo Egipto".

Esta tarde a las ocho en la Estación Marítima y con el patrocinio de la Autoridad Portuaria, tendrá lugar la presentación del libro "Los barcos de los petroglifos de Oia", de Fernando Javier Costas Goberna y Antonio de la Peña Santos, editado por el Instituto de Estudios Vigueses y donde se analiza en profundidad todo lo relacionado con las representaciones pétreas de Oia.

Señala el propio Costas Goberna que la primera noticia que se tiene de las embarcaciones en los petroglifos de Oia se remonta a 1914, cuando el periódico de A Guarda "la Voz del Tecla" publica una información sobre la búsqueda de un tesoro "en la parte de allá del río Vilar", siguiendo las indicaciones del libro llamado El San Cipriano".

Habría que esperar hasta 1991, cuando "un grupo de colaboradores del Museo Municipal de Vigo localizamos la superficie reventada por los buscadores de tesoros, además de encontrar una segunda embarcación de menor tamaño, en una roca de un grupo de petroglifos más arriba" . Fue en 1992, y en el ámbito del Congreso Nacional de Arqueología celebrado en Vigo, cuando se produjo lo que se puede considerar como presentación oficial de la embarcación y donde algunos expertos fijan ya las similitudes con los barcos del antiguo Egipto.

En 2004 y con Antonio de la Peña "nos planteamos revisar la lectura, e iniciar una búsqueda que nos permitiera una aproximación al modelo de embarcación que podría estar representando. El resultado de este intento fue publicado por el Instituto de Estudios Vigueses en su Boletín del año 2005 y constituirá el punto de partida para el libro que hoy presentamos.

En el año 2006 vuelve a ser noticia este petroglifo, ya que las lluvias torrenciales caídas en el mes de octubre, dejaron a la vista una nueva figura de un navío desconocida hasta esa fecha: la segunda embarcación de Auga dos Cebros. Con lo cual, en torno al río Vilar, en Pedornes, se localizan las tres únicas embarcaciones que, hasta la fecha, podemos afirmar que conocemos de la prehistoria reciente galaica.

Los autores consideran que "El mar permitió el movimiento de personas y mercancías a través del Mediterráneo y del Mediterráneo al Atlántico, por rutas alejadas de los conflictos que se desarrollaban en las tierras continentales y que según la situación del momento podían bloquear los accesos, a los lugares dónde estaban las materias primas".