Desde el pasado viernes 112 jóvenes alumnos y cadetes de la academia estatal de la flota pesquera del Báltico, y de la universidad técnica de Astracán, arribaron a Vigo a bordo del buque-escuela Kruzenshtern. Esta embajada educativa, en la que figuran cinco mujeres, zarpó del puerto de Kaliningrado el pasado día 1 para un viaje de instrucción que se prolongará a lo largo de dos meses. La nave, consignada por Pérez&Cía., viene tripulada por 62 oficiales, profesores y marineros que aunque pertenecen a la marina mercante rusa, imparten a bordo una disciplina típicamente militar. Pero a la visita de este buque-escuela le seguirá el 29 de noviembre la de otro mítico velero ruso, el Sedov, este sí, el mayor del mundo, que elige el puerto de Vigo como parte de otro crucero de instrucción.

Tras zarpar de Kaliningrado, el Kruzenshtern siguió directamente a nuestra ciudad y desde aquí saldrá mañana rumbo a los puertos alemanes de Bremerhaven (en cuyos astilleros nació hace 85 años), Hamburgo y Lübeck, así como al belga de Oostende, antes de regresar a su puerto base. Entre tanto, y para sufragar parte de los gastos del mantenimiento de la nave, su armadora abre sus puertas a las personas interesadas en viajar en ella. En Vigo se puede embarcar y viajar hasta la siguiente escala, el 29 de este mes en Bremerhaven, desde 770 euros para personas menores de 25 años, y 990 euros para las que superen esta edad.

La acomodación es en camarotes cuádruples compartidos, pero si se quiere mayor intimidad existen cabinas dobles, a razón de 1.400 euros por persona. En todos los casos las tarifas incluyen además del alojamiento, cuatro comidas diarias, bebidas y la posibilidad de cooperar en distintas tareas a bordo. Hoy se embarcarán varias personas procedentes de Alemania. Y si la curiosidad no va más allá de pisar la histórica cubierta del velero, hoy puede visitarse el Kruzenshtern, en horario de 10 a 20 horas por tres euros (los niños, gratis).

Su presencia es frecuente en eventos internacionales y es uno de los barcos imprescindibles en cualquier concentración de veleros de época. Y en Vigo, no ha faltado a las dos últimas grandes citas del sector: la Regata Cutty Sark de 1998 y el Desafío Atlántico de 2009. En su hoja de servicios más reciente figura la escala que hizo hace un año en el puerto de La Guaira (Caracas), donde recibió la visita de los presidentes Hugo Chávez y Vladimir Putin, así como la que hizo días más tarde en el puerto de La Habana para conmemorar los 50 años de relaciones entre Rusia y Cuba.

Botado en 1926 con el nombre de Padua para la naviera alemana Ferdinand Laeisz, fue el último de una serie de cuatro veloces clíperes que pasaron a la historia como "los barcos voladores de la línea P", tras ser construidos para el transporte de nitratos desde Sudamérica, primero y de trigo desde Australia más tarde. Sus nombres, Pommen, Pekin, Passat y Padua, fueron sinónimo de velocidad y poderío en su época. Los tres primeros todavía pueden ser admirados como museos flotantes en Finlandia, Nueva York y Lübeck respectivamente, mientras que el Padua, hoy Kruzenshtern es el único que continúa en activo. Tras la II Guerra Mundial, en 1946, el Padua pasó a manos soviéticas como pago alemán por los desastres de la guerra, siendo rebautizado con su actual denominación.

Después de largos años amarrado sería modernizado a comienzo de los años sesenta y utilizado como buque de investigaciones marinas en mares de medio mundo. En 1965 inició su actividad como buque-escuela, que casi medio siglo después lo mantienen en servicio hasta hoy como un buque singular que ha dado desde entonces dos vueltas al mundo y en el que han cursado estudios personajes como el propio Vladimir Putin.