¿Qué tienen en común ciudades de éxito como Londres, Berlín o Singapur? El haber conseguido ser el lugar de los sueños de jóvenes emprendedores llegados de todas partes del mundo. La fórmula, explica Antón Costas, pasa por contar con instituciones que les permitan hacer realidad su creatividad; el desarrollo de una ideología urbana; un gobierno inteligente que haga colaborar al sector público y al privado; la capacidad de reinvención; y una clase empresarial preparada. El catedrático ve indicios de todos estos rasgos en Vigo.

-Hace tres años dijo en otra entrevista para FARO que la ciudad tenía muy buenos jugadores pero poca visión de equipo. ¿Se han producido avances?

-Yo la veo mejor. Hay una cierta ideología de viguismo que ha fortalecido el actual alcalde y se ha formado una clase empresarial y directiva emprendedora. A lo largo de su historia, ha sabido reinventarse. De la ciudad-puerto pasó a la ciudad-fábrica y después se transformó en la ciudad-factoría que representa muy bien Citroën. Y ahora Vigo está con los dolores de parto de una nueva reinvención a la que podría llamarse la del conocimiento útil. Para ello, necesita un gobierno inteligente que ponga a colaborar a todas las fuerzas. Tiene una buena industria automovilística y pesquera y una buena Universidad y centros de investigación, pero todavía están un poco cada uno por su lado. Se debe buscar un pacto como el que permitió en Boston la creación del MIT [Instituto Tecnológico de Massachusetts]. Ya tiene el Campus del Mar y esto sería su nueva reinvención. Pero también la Xunta y el Gobierno central deberían entrar en algunas opciones estratégicas. Han puesto demasiado acento en carreteras y deberían ser más selectivos con las inversiones y asumir cierto riesgo. El crecimiento es cosa de las ciudades y cuando éstas funcionan el país también lo hace.

-Vigo siempre ha echado en falta el apoyo de la Xunta, ¿podría lastrar esta ausencia la salida de la crisis de la ciudad y, por tanto, también de Galicia?

-Hay dos tipos de ciudades: las político-administrativas y financieras, como Tokio o Madrid, y las económico-emprendedoras, que son las que realmente tiran de la economía de la región o el país. Vigo pertenece a este arquetipo y son ciudades que acostumbran a ser críticas con el apoyo que les da la política burocrática. Es una característica histórica, por eso Vigo no debería perder mucho el tiempo en eso. Su misión es crear riqueza y servir de ascensor social para la gente emprendedora y esta ciudad lo fue a lo largo de toda su historia, lo sigue siendo y debería ir a más. A mí me gustaría que Vigo y Galicia fuesen más atractivas para los inmigrantes porque ellos son fuente de transformación.

-El futuro pasa por atraer a jóvenes e inmigrantes.

-Sí. Un gran economista de Harvard hablaba de la década de la fertilidad. Todo lo nuevo se crea entre los 30 y lo 40 años, por eso hay que atraer a jóvenes científicos a la Universidad y a los centros de investigación. Y también a los inmigrantes. Un ejemplo es el propietario de Mango, Isak Andic. Y además de tener esta capacidad debes fortalecer lo que tienes dentro y hay un dato a transformar. Más del 50% de titulaciones en Vigo se centran en el ámbito jurídico, humanístico y social y esto no va con el ADN de la ciudad, que debe tener una decantación hacia las ingenierías. Lo humanístico, que es fundamental, debe ser un componente del resto de titulaciones. Vigo debe ser una expresión moderna de lo que en su día fueron Artes y Oficios, Maestría Industrial, Peritos y Comercio.

-El área metropolitana sigue siendo una asignatura pendiente.

-Si Galicia no facilita la agregación metropolitana sufrirá a medio plazo una caída en la mejora de los servicios públicos. El transporte y la vivienda se pueden gestionar de forma federativa y hacer políticas redistributivas no convencionales. Los salarios de la gente bien formada serán bajos en las próximas décadas y esto debe llevar a un gobierno inteligente de las ciudades a contar con un stock de vivienda en alquiler asequible y bien distribuido en el área metropolitana que permita a un joven profesional venir a Vigo y usar solo el 20% de su sueldo para vivir dignamente. Esto ya funciona en Londres y Berlín. Lo que se ha hecho en humanizaciones está bien, pero de ahora en adelante hay que invertir esfuerzos en políticas de este tipo

-¿Han tenido miedo los sucesivos gobiernos autonómicos al poder del área metropolitana viguesa?

-Sí, sin duda. Thatcher y Pujol rompieron las áreas metropolitanas de Londres y Barcelona. El miedo de la política territorial a la urbana es histórico y la diputación es el mecanismo que tiene para extraer rentas de la ciudad dinámica. Pero es el juego y debe acostumbrarse a eso, excepto que intente “vampirizarla”, porque esto también conllevaría la desaparición del poder territorial.

-Usted es muy crítico con las grandes inversiones que se realizan en el AVE.

-Habría que destinar menos dinero a las carreteras y más al ferrocarril de mercancías, a los puertos y a la intermodalidad. Necesitamos velocidad alta, pero no alta velocidad. Pasar de una a otra dispara los costes y, sin embargo, solo supondrá que un pasajero llegue diez minutos antes a Madrid. Lo que nos ha pasado es que los fondos europeos han sido perversos porque nos han llevado a endeudarnos y construir cosas que no son muy rentables.

-¿Esta prioridad de las mercancías sería aplicable a Peinador?

-Ésa es la idea de la intermodalidad. Uno de los pocos aeropuertos rentables es el de Vitoria porque está habilitado para aduana de mercancías internacional. Y se está ampliando Peinador con el tráfico de pasajeros en disminución. A partir de ahora los gobiernos de la ciudad y la comunidad deben hacer inversiones basadas en la rentabilidad a largo plazo. Tenemos una ciudad humanizada, un auditorio y una universidad que es una maravilla, pero ni un ladrillo más.

-¿Resistirá la nueva caja?

-A pesar de la crisis, es extraordinario que el crecimiento de la exportación en Galicia haya estado en torno al 8% en lo que va de década. Pero este dinamismo tiene una amenaza y es que el motor que suministraba alrededor del 50% del crédito está tocado, que no hundido, y en los próximos años pensará más en sí mismo que en sus clientes. Yo no hubiese elegido lo que se hizo con las cajas, creo que dominó el aspecto político y que la fusión de dos enfermos, uno menos que otro, no da uno sano. Creo que hay que ir al FROB porque la alternativa, el capital privado, es una opción cierta por la desaparición de las cajas y éstas deben mantenerse, ya que su valor económico para el territorio es mayor que el patrimonial. Además la entrada del nuevo accionista implicará otro modelo de negocio y una reestructuración que era necesaria. Ha habido feudalismo financiero, como cuando el señor conde dejaba el pazo a sus hijos.

-¿El enfado permanente de los vigueses con los políticos municipales es común a otras ciudades emprendedoras?

-Una urbe económica tiene algo de Estado y ha de tener al frente a un alcalde gobernador con una ideología de ciudad muy potente. En los últimos tiempos, Vigo ha tenido demasiada movilidad, pero en estos años ha germinado un viguismo que, aunque puede dar lugar a manifestaciones no deseadas, debe existir. Y se vio, por ejemplo, durante la fusión de las cajas. Ya está aceptado el término londonism y una ciudad funciona cuando tiene ideología urbana. Vigo ha ido creando una ciudad metropolitana en busca de suelo industrial que llega más allá de lo que en principio se pensaría y que, sin ser imperialista, va más allá del Miño y cruza al norte de Portugal. Quizá el futuro sea una ciudad metropolitana atlántica desde A Coruña hasta Oporto.

-No le pediré que vaticine un resultado, pero ¿será el resultado de las próximas elecciones una demostración del grado de madurez de los ciudadanos?

-Hay dos buenos candidatos y me da la impresión de que uno de ellos ha fortalecido mucho su perfil sin que el otro lo haya bajado. El viguismo se ha trabajado y hay instituciones jóvenes importantes como el Club Financiero. No digo que sea enorme, pero hay un grupo de empresarios y directivos que saben cómo generar producto, gestionar costes y crear redes comerciales. Veo, por ejemplo, a Terras Gauda, que combina conocimiento con industria. Antes solo había algún nombre y familias. Yo estuve implicado en uno de los primeros centros que unieron industria y conocimiento, Aimen, y por ahí fuera me hablan muy bien de Anfaco, a quienes no conozco.