Cuentan las paredes blancas la historia de ese "neno labrego", Balbino, tan pobre y triste y con tantas ganas de conocer el mundo que lo rodea, y que se escapa porque su padre lo castiga por tiznar la cara de Manolito, el hijo del señor para el que trabaja su familia. Las estanterías hablan de emigración y de vuelta a casa, de morriña y de desperezo de siglos de cultura ensombrecida. Seis ordenadores, con conexión a internet, evidencian cómo han corrido los tiempos y las palabras del papel a la pantalla, y el espacio en sí de la nueva biblioteca "Xosé Neira Vilas", en Martínez Garrido 21, augura un "futuro esperanzador para nuestro conocimiento". Con estas palabras presentó ayer el concejal de Cultura, Xesús López, el nuevo archivo y centro de estudios de Lavadores, en un acto que presenció y protagonizó el escritor pontevedrés que le da nombre.

Neira Vilas, apoyando parte de su cuerpo y su "inmensa emoción" en un bastón de madera lacada, recordó con vigor la primera vez que pisó Vigo, "para gestionar un visado para Argentina, adonde emigré para poder tener libros". Rodeado de ejemplares, de su autoría y firmados por "tantos otros creadores de cultura" subrayó que el nuevo centro "no debe ser solo un lugar a donde se va a leer, sino algo dinámico".

El escritor recibió el primer carnet de la biblioteca de manos del teniente de alcalde, con lo que afianzó su "compromiso con su consolidación". Domínguez hizo ahínco en la necesidad de "recuperar el gusto por el libro, sin olvidar que a través de las nuevas tecnologías también se puede llegar a Balbino" y reivindicó "la frescura de hojear páginas a pesar de las redes sociales en una biblioteca del siglo XXI".

"Balbino es nuestro Harry Potter", apuntó el director del Libro, Bibliotecas e Arquivos, Francisco López. Aquel pequeño labrego se escapó y entre carcajadas entró en escena Candidó Pazó para buscarlo y bajar el telón al homenaje a Balbino, al padre de su historia, y a los creadores de tantos cuentos que avivan la cultura "da terra".