La humanización de Pi y Margall se completó ayer tras nueve meses de obras, un plazo superior al previsto en 80 días debido a varias complicaciones, –sobre todo en el tramo entre el Paseo de Alfonso y el cruce con Chile–, entre ellas la aparición de piedra en el subsuelo. La inversión, con cargo al segundo Plan E, superó los tres millones de euros, y se actuó en una superficie de 13.683 metros cuadrados a lo largo de toda la calle, de casi un kilómetro de longitud.

Pi y Margall cuenta ahora con 5.500 m2 de aceras de granito y toda la red subterránea renovada (5,1 kilómetros de canalizaciones entre saneamiento, abastecimiento de aguas y pluviales). "Los conductos anteriores eran pura cochambre. Es increíble que una de las grandes arterias de esta ciudad tenga unas tuberías con 50 años de antigüedad", lamentó el alcalde, Abel Caballero, durante el acto de inauguración.

Además, la remodelación incluyó la instalación de 125 farolas, 90 árboles y nuevos bancos, papeleras y jardineras.

El alcalde pidió "disculpas" a los vecinos por las complicaciones que se produjeron durante las obras. "Tuvieron mucha paciencia, y en ocasiones no se hicieron las cosas bien, como cuando se cortó el tráfico sin avisar", manifestó Caballero, quien no obstante destacó el resultado. "Ya se puede venir desde la avenida de Galicia prácticamente hasta Samil por calles humanizadas. Éste es el Vigo que queremos", apostilló.