Podrían ser protagonistas de una novela sobre superación, coraje y lucha incesante, o estribillo de una canción sobre entrega y reivindicación. Su activismo lo recoge un largometraje acerca de narcotráfico en Galicia –"Heroínas"–, pero son, en esencia, madres de familia que veinticinco años atrás se unieron con un objetivo común: combatir la drogadicción. Corrían los años 80 cuando este grupo de mujeres, heroínas de las de antaño, aunó fuerzas y ganas para salvar a sus hijos de la toxicomanía y extrapolar su lucha interna a una sociedad en transición y con información escasa sobre estupefacientes y sus consecuencias. En 1984, la cuadrilla de "locas" –así se autoproclaman–, se constituyó como asociación y Érguete firmó su compromiso de hacer visible la problemática de las drogas y apoyar a los afectados por "la enfermedad", víctimas y familiares. Sencillas amas de casa en su mayoría, sin conocimientos sobre el funcionamiento de las bandas de narcotráfico ni experiencia en activismo político, sembraron una semilla que ha crecido hasta convertirse, hoy en día, en un referente en prevención y reinserción a nivel nacional.

Estas madres coraje –las de los inicios y las que se unieron con el tiempo– se encontraron ayer en un emotivo acto celebrado por "Érguete", con la colaboración del Concello, para conmemorar sus bodas de plata con la actividad social y homenajear a los que se quedaron por el camino, "enfermos a costa de la riqueza de unos pocos degenerados", apuntó su presidenta Carmen Avendaño.

Para ilustrar veinticinco años de historia, se recuperó, ante una sala colmada de amigos, familias y personajes públicos, el documental filmado en 2005 que recoge la memoria de aquellos años 80 de "protesta necesaria" contra el narcotráfico. "Ni locas ni terroristas" es el drama común de Dora, Josefa, Fina, Sara, Marisa y Carmen, cinco de esas madres que prendieron la mecha para crear "un estado de conciencia que no existe en ningún sitio más que en Galicia, gracias a nuestros gritos contra los canallas", subrayó Avendaño, emocionada tras la proyección.

También muy conmovidos, participaron en el homenaje el alcalde, Abel Caballero; la delegada de la Xunta, Lucía Molares; y la concejala de Bienestar, María Méndez. El regidor reafirmó su compromiso con "las familias felices que destruye la droga". "Los que gobernamos tenemos que ser vigilantes", añadió.

Las pioneras se abrazaron, recordaron, lloraron y clamaron que seguirán en la lucha contra el "mal común" apoyando a otras madres ahora que han perdido a sus propios hijos y manifestaron su objetivo de lograr "una juventud sana, consciente, con ideales y que sepa luchar por sus derechos". De cantar, contra el narcotráfico y durante muchos años más eso de "no somos locas ni terroristas, que somos madres muy realistas".