La operación pone el punto final a un proceso iniciado en octubre de 2009 y que convierte a Vigo en la primera ciudad española en construir una central eléctrica flotante. Ayer a las ocho y media de la mañana, los remolcadores Perin y Julia S arrastraron durante 35 minutos la plataforma Boavista II desde el muelle de reparaciones de Bouzas hasta la cubierta del carguero Eagle, sumergida 5,5 metros en el mar desde varias horas antes. Cerca de una hora después la base del Boavista II flotaba sobre el buque noruego y le permitía emerger hasta cuadrarse con la plataforma pasadas las dos de la tarde.

Los 1.206 metros cuadrados y 1.700 toneladas del Boavista II convirtieron el proceso de carga en una "maniobra espectacular" que pocas veces se puede ver en la Ría de Vigo. "En el mundo existen sólo siete armadores con barcos sumergibles y la mayoría se dedican a transportar plataformas petrolíferas en el Golfo Pérsico", explica el director de la consignataria Combalia, Daniel Taboada. La otra opción para trasladar el Boavista II al puerto de Luanda (capital de Angola), destino de la plataforma, era "remolacarla" por el Océano, con los "riesgos que ello representa para la carga".

La armadora que hizo posible el embarque del Boavista II fue Offshore Heavy Transport, que llegó a colaborar con el Gobierno de Estados Unidos para transportar un buque dañado durante un atentado en la Guerra del Golfo. Su labor consistirá ahora en recorrer durante 14 días los 6.500 kilómetros que separan las costas viguesas de las de Luanda. "Allí volverá a sumergirse para liberar la plataforma en el puerto", apunta Taboada. Gracias a su planta de suministro eléctrico, una vez que la central eléctrica esté instalada en Angola generará energía suficiente para abastecer a 70.000 habitantes.

La complejidad del proceso servía ayer a Taboada para resaltar "la capacidad del puerto y sus empresas consignatarias". "Junto a otras compañías internacionales podemos ofrecer soluciones logísticas para cualquier problema", aseguraba el responsable de Combalia. En la preparación del Boavista II, un proyecto financiado por el Ministerio de Energía y Aguas de la República de Angola, participaron la Unión Temporal de Empresas (UTE) Cueto-Soluciones, la norteamericana General Electric, los Astilleros Freire, la empresa vasca de Ingeniería Idom y la armadora Offshore Heavy Transport. Media docena de entidades cuya organización requiere de una "gestión laboriosa", en palabras del director técnico de la UTE, Enrique Ibáñez.

Parte de los técnicos y empresarios que hicieron posible el montaje y carga del Boavista II seguían ayer la operación a bordo de un yate bautizado como Eagle, igual que el carguero noruego. Su embarcación se movía entre las zódiacs y los empleados del buque colaboraban en las maniobras de ensamblaje desde el mar y las de los fotógrafos que se acercaron hasta la Ría para inmortalizar el momento.