Gabriel cumple hoy 18 dieciocho años. A su edad está volcado en el diseño de un videojuego, algo que, junto con los ordenadores y el dibujo, le apasiona. Cuando era más pequeño, confiesa que pasaba el rato leyendo enciclopedias. "Me acuerdo de un libro que contaba muchas curiosidades y las memoricé todas", comenta. Tiene un coeficiente intelectual de 120, muy superior a la media, y su vocabulario es tan extenso que ante los ojos de algunas personas "quizá pueda parecer un tanto pedante". Sin embargo, es incapaz de captar el doble sentido de una frase o de comprender lo que sienten las personas que le rodean. Al igual que genios como Darwin, Einstein o Warhol, Gabriel sufre el síndrome de Asperger. "Einstein sí que lo tenía", insiste el adolescente.

Es uno de los cientos de vigueses que padecen este trastorno del desarrollo (se engloba dentro del espectro autista), que se caracteriza por la ausencia de habilidades sociales y de empatía, una alteración en los modelos de comunicación y la presencia de rituales y temas de interés limitados. Eso sí, en los asuntos que les fascinan, los Asperger son los mejores. "Siempre que les den apoyos para desarrollar esas capacidades", apostilla María Lores, tesorera de Asperga (Asociación Gallega de Familias de Personas Afectadas por el Síndrome de Asperger). Este colectivo, que integra en Galicia a 65 socios (veinte del área de Vigo), cuenta desde hace unas semanas con un local en el Centro Cívico del Casco Vello (calle Oliva), donde cada martes algún miembro de la asociación está de 6 a 8 de la tarde (teléfono 633283164).

El Asperger no tiene cura, pues no es una enfermedad, sino que las personas que padecen este trastorno, simplemente, son diferentes. ¿Cuál es la receta para su integración? Aparte de apoyo psicológico, una mayor concienciación social por parte de los supuestamente "normales", es decir, los neurotípicos.

"Muchos profesores no se vuelcan con ellos y eso es esencial", dice María, precisamente porque en el colegio es donde se aprecia ese aislamiento social que caracteriza a estos niños y donde más sufren. "Un estudio realizado en la comunidad de Madrid concluye que el 42% de los alumnos que sufren acoso tienen este síndrome", revela. La tesorera de Asperga y madre de un adolescente afectado por este trastorno apunta que "es raro el colegio en el que no hay un niño con Asperger". De hecho, están afectados uno de cada 166 escolares (el 80% varones), por lo que en Vigo habría más de doscientos, la gran mayoría sin diagnosticar.

En muchas ocasiones estos niños padecen patologías asociadas como hiperactividad o trastorno obsesivo compulsivo que dificultan la detección del Asperger. El desconocimiento generalizado de este síndrome es otro factor que contribuye al escaso porcentaje de diagnosticados. "Para saberlo tienes que ir por lo privado", lamenta María, al tiempo que reclama un protocolo en la enseñanza y que "fluya la información" entre padres, pediatras y colegios. "El recreo es el mejor diagnóstico porque están solos, sin relacionarse con los demás compañeros", añade Elena, madre de Gabriel. Este adolescente, consciente totalmente de que es Asperger, fue diagnosticado a los 12 años tras varios dictámenes erróneos.