El órgano de la consciencia tiene un valor incalculable para la investigación de enfermedades como el alzhéimer o el párkinson. Se trata de patologías inexistentes en los animales, de ahí que las donaciones de cerebros humanos sean tan importantes para el estudio de dolencias neurodegenerativas, tanto a nivel diagnóstico como terapéutico. Precisamente en la recogida y análisis de muestras cerebrales centra su trabajo el Banco de Tejidos Neurológicos (BTN) de Vigo, ubicado en el Servicio de Anatomía Patológica del Hospital Meixoeiro. En la actualidad atesora 160 cerebros de gallegos, de los que la inmensa mayoría –el 95%– pertenecen a enfermos cuyas familias autorizaron tras su fallecimiento que su cerebro fuese objeto de investigación, sobre todo preocupados por que la dolencia pudiese ser hereditaria. Pero el BTN también necesita estos órganos de personas sanas. Y escasean.

La responsable del Banco de Cerebros, Susana Teijeira Bautista, cifra en un 5% los órganos almacenados denominados "controles", es decir, pertenecientes a pacientes sin ninguna patología neurodegenerativa. "Estamos haciendo una campaña para captar donaciones, de personas de todas las edades y cualquier sexo, porque también necesitamos cerebros sanos, para comparar", aclara la bióloga.

Los únicos requisitos que se exigen a los donantes son superar los 18 años de edad y no padecer ningún problema psíquico. Los expertos les realizan una entrevista personal antes de firmar el consentimiento, que el donante puede revocar en cualquier momento. Sin embargo, desde el nacimiento del Banco en 2002, no se ha registrado ninguna renuncia. "Los donantes en vida lo tienen muy claro. Normalmente son personas sensibilizadas con el tema, que ofrecen todos sus órganos y también el cerebro", revela la doctora Teijeira.

El aspecto que más suele preocupar a los donantes es que el proceso, tras el fallecimiento, le pueda afectar a sus familiares. "La extracción se produce en condiciones de bioseguridad y no suele demorarse más de una hora. El traslado del cadáver al Hospital del Meixoeiro es gratuito gracias a un convenio del Sergas con las funerarias. Y lógicamente están sometidos a las normas de seguridad y confidencialidad según la Ley 14/07 de los Bancos de Tejidos", explica la responsable del Banco de Cerebros, formado por un grupo más amplio, entre las que se incluyen jóvenes investigadores (Parga Pondal y postdoctorales).

Aunque el Banco guarda cerebros de personas de todas las edades (de entre 40 y 80 años), el perfil del donante responde a mayores, ya fallecidos, cuyos familiares o tutores dieron su consentimiento para ceder su cerebro a la ciencia y ser así de utilidad para estudiar las enfermedades neurodegenerativas. "Puede autorizarlo su tutor, siempre que el fallecido no haya firmado en vida ningún documento en contra de la donación de órganos", añade la doctora Teijeira.

El BTN de Vigo trabaja en red con otras instituciones y es el punto de partida de un número elevado de investigaciones de la Universidad o el CSIC. El Banco les proporciona las muestras recogidas para que sus grupos de investigadores las utilicen en los estudios farmacológicos de determinadas patologías, entre otros aspectos. "Ahora estamos volcados en un proyecto de investigación sobre la enfermedad de Lafora, sobre la que también se está elaborando una tesis doctoral", indica la bióloga.

Las enfermedades más comunes que ven los científicos del Banco en los cerebros que les llegan de hospitales, residencias o domicilios son Creutzfeldt-Jakob (unas 35 muestras –no de la variante del "mal de las vacas locas"–), huntington, alzhéimer, párkinson o demencia frontotemporal, entre otras.