Reducidos a un tamaño diez mil veces menor que la anchura de un cabello, el oro y la plata cambian de color y crean un campo eléctrico en su superficie que permite identificar cantidades muy pequeñas de moléculas. Desde hace más de una década, el grupo del catedrático Liz-Marzán trabaja en el diseño y desarrollo de estas nanopartículas metálicas que actúan como auténticos nanorobots y permiten detectar tumores o drogas en una muestra de sangre. La consecución de una prestigiosa Advanced Grant del Consejo Europeo de Investigación, la primera en Galicia y valorada en 2,3 millones, les permitirá aplicar este conocimiento a bacterias y cultivos celulares para, a largo plazo, generar nuevos tratamientos contra enfermedades. El equipo ya forma parte de redes internacionales, pero esta ayuda los identifica como “un centro de excelencia europea”. El rector, que presentó ayer el premio en el campus, subrayó el “enorme orgullo” de la institución.

-Su proyecto es uno de los 266 elegidos entre más de dos mil aspirantes, ¿en qué consiste?

-Las bacterias son organismos unicelulares muy poco desarrollados que funcionan en poblaciones y que segregan ciertas moléculas para comunicarse. Pero solo detectan este estímulo cuando se sobrepasa cierto nivel. Los métodos habituales para detectar dichas moléculas son muy lentos y hace falta una técnica que permita ver en tiempo real cómo se comunican y varían su comportamiento. Para lograr este método, lo primero será ver qué características necesitan las nanopartículas para estar en el medio de cultivo, hacer allí el análisis y protegerlas de otras moléculas que no interesen y puedan contaminar la señal. Esto supone un reto de por sí, porque no es un campo lo suficientemente desarrollado. Y a partir de ahí empezaríamos con el estudio de cultivos celulares y la posibilidad de manipularlos añadiendo moléculas.

-¿Qué tiempos manejan?

-Estamos a punto de firmar el contrato y empezaremos el 1 de febrero. Ya tenemos un espectómetro en nuestro laboratorio, pero necesitamos accesorios que se comprarán con el dinero de la beca. Y a partir del año que viene comenzaremos a trabajar con los cultivos celulares. La previsión es contratar a cuatro doctorandos y a cinco o seis investigadores con más experiencia. Desde que se anunció la concesión de la beca ya he recibido varios currículos.

-¿Qué enfermedades se podrán combatir en el futuro?

-Es difícil saber hasta qué punto llegaremos porque es un proyecto a cinco años y la temática es bastante novedosa. Este tipo de detección no se ha probado nunca en el mundo. Queremos ver qué sucede cuando mezclamos bacterias y tejidos y si podemos provocar los comportamientos adecuados añadiendo determinadas moléculas. No somos los primeros en estudiar esto, la novedad está en la forma de hacerlo. La idea es que podamos ayudar a prevenir enfermedades e incluso manipular cultivos para que actúen como ayuda terapéutica luchando contra un tumor pero sin atacar al resto de células. Sería una herramienta que todavía no existe.

-El rector ha destacado en la presentación que las Advanced Grant se conceden a proyectos “innovadores y atrevidos”.

-Que existan resultados está garantizado por la calidad de los grupos, pero lo que se pretende es que si los proyectos presentados funcionan se produzca un avance significativo para otros estudios o que den lugar directamente a una aplicación. La convocatoria, abierta a todos los campos, utiliza la expresión blue sky, es decir, puedes ser todo lo abstracto que quieras para hacer investigación de calidad. Entre los proyectos españoles elegidos figuran títulos como los quinientos años del matrimonio o los modelos computacionales para el descubrimiento de la música en el mundo. Nosotros intentaremos avanzar lo más posible para dar lugar a aplicaciones, pero lo que queremos es generar avances en el conocimiento y en la creación de una nueva técnica.

-¿Se han presentado más proyectos en el ámbito de la nanotecnología?

-Sí. Varios colegas de otros países también han tenido éxito. Europa está fuerte en este campo, aunque también hay gente trabajando en EE UU, Japón o China. Nosotros organizaremos un congreso en Sanxenxo en el mes de junio sobre nanotecnología en el campo de la energía que tendrá presencia de expertos de todo el mundo y también aprovecharemos algunos conceptos para este proyecto.

-Vigo obtiene la única Advanced Grant de Galicia tras la concesión de una Starting Grant para jóvenes investigadores a David Posada en 2008 y que también logró después un científico de Santiago. No es un mal balance.

-Está muy bien. La comunidad que más éxito ha tenido desde las primeras convocatorias ha sido Cataluña gracias a su política de creación de centros de excelencia y captación de personal nacional y extranjero, lo que le permite tener gente muy cualificada en currículo e ideas.

-La beca supone una ayuda de 2,3 millones durante cinco años, pero la Universidad ha tenido que garantizar la viabilidad del proyecto.

-Normalmente las ayudas se conceden a la institución, pero las Advanced Grant son personales y el científico puede irse a otro centro. Ya pasó con un científico que se marchó de Cataluña a Inglaterra. Son las instituciones las que deben hacer un esfuerzo y esto es bueno porque fomenta la competitividad.

-¿Qué nuevo instrumental necesitan adquirir?

-Se contratarán por concurso los accesorios para el espectómetro que ya tenemos y trasladeremos todo el equipo al laboratorio de Citexvi de 108 m2 que nos ha cedido la Universidad. El acondicionamiento ya está en marcha, por lo que en un mes debería estar listo. Y en el futuro nos mudaremos al Centro de Investigación Biomédica.

-¿Realizarán colaboraciones con otros grupos?

-Algunas ya existen y tendremos que reactivar las colaboraciones en el área de microbiología con el Centro de Investigaciones Biológicas del CSIC y la Autónoma de Madrid, Ellos están muy interesados en el proyecto.

-¿Cree que noticias como la concesión de esta beca contribuyen a mejorar la imagen de la Universidad de Vigo entre los ciudadanos?

-Yo creo que sí. Me da satisfacción ver los comentarios de la gente en internet sobre las noticias de otros premios y estudios del grupo. Puede haber cierto escepticismo porque no tenemos tradición de transferencia y creación de riqueza, pero el camino a seguir es éste. Que se divulguen estos éxitos y las investigaciones que se hacen revela que existe una ciencia de calidad en la Universidad de Vigo que debe ser motivo de satisfacción y esperanza. Además también es muy importante de cara al prestigio de los alumnos que se titulan aquí.

-También puede despertar vocaciones...

-Efectivamente. Cuanto más se anime a los jóvenes a entrar en esta cultura de la ciencia y el conocimiento, mejor para todos.

-A un ciudadano ajeno al mundo académico y científico pueden parecerle contradictorias las críticas de los investigadores por la falta de recursos económicos y la concesión de becas de dos millones de euros.

-No es nada fácil ni de explicar ni de ver la solución. Uno de los problemas más graves es que la gente que se forma haciendo una tesis no ve una salida profesional fuera del ámbito académico y eso provoca descontento porque las plazas no pueden ser infinitas y la estructura de los centros de investigación fomenta que haya entrada pero no salida de personal para que lleguen otros. Falta el siguiente paso, que es tan difícil como el llegar a la excelencia, y que consiste en que la gente se conciencie y cree nuevas empresas o monte laboratorios de innovación en las que ya existen para dar salida a estos profesionales. Obviamente el momento económico es difícil, pero si no se empieza nunca se va a llegar a ello.