Ni la campaña de promoción lanzada por hosteleros y Ayuntamiento en el norte luso, ni la atracción que despierta el Fin de Año olívico en esas tierras. A pesar de los esfuerzos del sector hostelero, su presidente provincial, José Manuel Barbosa, cifra en un 10% la caída en la ocupación registrada durante la campaña de Navidad en comparación con la registrada en 2009.

"No hemos alcanzado el 50% previsto. La ocupación media ha oscilado entre el 45 y el 46%, mientras que el año pasado ese dato fue del 55%, explica Barbosa. Los únicos en salvarse han sido los hoteles que celebraron fiestas privadas durante la Noche Vieja, sólo ellos alcanzaron datos de ocupación que, en algunos casos, les permitieron colgar el cartel de "no hay habitaciones".

Entre las razones esgrimidas por los hosteleros para explicar la caída en los datos de ocupación se encuentran la crisis que azota Portugal, el mal tiempo de las últimas semanas y el impacto de los peajes. Cada Navidad los turistas portugueses ocupan entre el 24 y el 25% de las plazas en los hoteles vigueses. El porcentaje los convierte en "el mayor colectivo de turistas", peropara muchos de ellos el coste del peaje supone un argumento en contra.

"El coste del peaje es solo una gota más de agua", explica el presidente de la Asociación Empresarial de Hospedaje de Pontevedra (Asehospo). Previendo su impacto negativo el Teniente de Alcalde, Santiago Domínguez, y el presidente de la Asociación de Hosteleros de Vigo (Ahosvi) presentaron el 20 de diciembre una campaña con la que se le pagaría el peaje de ida y vuelta a todos los portugueses que pernoctasen en la ciudad. La campaña estaba presupuestada con 25.000 euros y estaba pensada para Oporto, Braga, Coimbra y Viana do Castelo.

La otra explicación que se da Barbosa es que parte de los turistas que cruzaron la frontera para pasar la Navidad en Galicia se desplazasen hasta otros destinos, como A Coruña, O Grobe o A Toxa. "Muchos turistas se van más al centro a medida que conocen el territorio", explica el presidente de Asehospo.

Para Barbosa la crisis sigue siendo el otro fantasma de la hostelería. "La gente ha hecho más cenas en casa y muchos empresarios han tenido que adaptar sus menús para hacer frente al gasto que suponen", explica.