Vigo enriquecerá en pocas semanas su patrimonio artístico con una docena de esculturas firmadas por Ramón Conde y José Molares. La Autoridad Portuaria ha confiado en estos dos autores gallegos para completar la reforma de A Laxe y el nuevo paseo de Bouzas con dos trabajos de nueva creación que homenajean la figura del inmigrante y la riqueza pesquera de la Ría.

El conjunto de Ramón Conde ya instalado en la entrada de la Estación Marítima constituye su cuarta obra pública en la ciudad tras la inauguración este año de El Corredor, en la rotonda de A Florida con Balaídos. Las dos piezas permanecen tapadas con lonas hasta la inauguración de la reforma de todo el entorno de la terminal y los viandantes que estos días preguntan por los dos bultos ocultos poco pueden imaginar que pasean junto a la última obra del que está considerado el gran maestro de la escultura gallega contemporánea.

El encargo concreto que le realizó hace ya un año la Autoridad Portuaria al artista ourensano fue el de realizar un homenaje a todos los inmigrantes que embarcaron en el Puerto de Vigo. Para ello Conde plantea dos figuras complementarias: en primer término, la de un hombre de mediana edad a punto de partir y, unos metros más atrás, su familia despidiéndole desdibujada entre la niebla matinal.

"Quería que hubiera relación entre ellos, pero que funcionaran como grupos independientes, por lo que el protagonista está realizado en bronce y el grupo familiar, del que solo se distinguirán las siluetas, está en acero cortén", explicaba ayer el escultor desde su taller de Ames, a las afueras de Santiago. La intención del proyecto es la de realizar una mirada nostálgica hacia el pasado en una terminal enfocada hoy al desembarco de cruceristas y no a las despedidas. A los más jóvenes la escena de la despedida les quedará lejana, pero Conde reconoce que serán muchos los vigueses que "se lleguen a identificar con ese instante doloroso y evocarán recuerdos o vivencias propias".

El papel de Ramón Conde en el proyecto global del Puerto es más emocional, mientras que el escultor vigués José Molares, encargado de embellecer el nuevo tramo del paseo de Bouzas, realizará una visión más práctica del pasado y el presente de la ciudad con su homenaje al pescado. "El lugar es privilegiado, casi salpicado por el mar, así que decidí aprovechar esta ubicación excepcional para reivindicar seis especies locales".

Bajo esta premisa el autor realizó en bronce fundido las seis piezas de 1,6 metros de largo por 60 centímetros de alto ya colocadas a partir de la zona del faro. Todas están instaladas sobre una base de granito y encima se erigen una faneca, un pulpo, un sargo, una lubina, una escarapota y un congrio, el más voluminoso con más de dos metros de largo. Todas las piezas forman parte de un mismo conjunto y se prolongan a lo largo de más de 100 metros de paseo, en el margen más próximo a la escollera.