El psiquiatra vigués acusado de abusar de una paciente en su consulta privada de psicoanálisis negó ayer los hechos y afirmó que la única explicación que encuentra es que la joven "malinterpretase a partir de una fantasía sexual" el abrazo afectuoso que habitualmente le daba cuando se despedían tras las sesiones de terapia. Una versión muy distinta fue la que expuso la presunta víctima, que señaló que lo ocurrido no fue un simple abrazo, sino que José R.E. la apretó con fuerza, le tocó el pecho por debajo de la ropa y le dijo: "Tranquila, voy a hacer de ti una chica sexual; tú y yo tenemos que acabar en la cama".

El juicio quedó ayer visto para sentencia en el Juzgado de lo Penal número 2 de Vigo. El acusado, médico psiquiatra del Sergas con consulta privada de psicoanálisis en la calle Urzáiz, se enfrentaba inicialmente a una petición del fiscal de dos años de prisión y de tres de inhabilitación para el ejercicio profesional de la psicología. "La víctima no fabula y ya había sufrido un incidente previo", afirmó el ministerio público, que sin embargo rebajó al finalizar la vista la solicitud de cárcel a año y medio ya que el imputado consignó en el juzgado 3.000 de los 6.000 euros que solicita en concepto de indemnización para la mujer. La acusación particular eleva la demanda de prisión a tres años y la defensa pide la libre absolución al considerar que el testimonio de la joven es falso. "Estaba a tratamiento por ansiedad derivada precisamente de un problema sexual, y por eso carece de credibilidad", manifestó.

Los hechos ocurrieron presuntamente el 2 de septiembre de 2008. La mujer relató que el médico la atendió por primera vez en la consulta pública del centro de A Doblada, a donde ella acudió porque sufría sueños y pesadillas sexuales recurrentes que le causaban gran angustia y le afectaban a su vida y a su relación de pareja. Contó que el médico le recomendó psicoanálisis y que decidió ir a su consulta privada. Llevaba casi un año de terapia sin apenas avanzar cuando se produjo el presunto episodio de abusos. "Me llegó a pedir perdón y me confesó que había sido un calentón en toda regla", afirmó esta joven, que añadió que cuando retomó el tratamiento con otro psiquiatra y una psicóloga mejoró en apenas mes y medio. "Y ahora ya me dieron el alta", concretó.

El procesado negó los abusos. "Era habitual que nos diésemos abrazos de despedida, sin intencionalidad sexual", dijo, para añadir que "no encuentra explicación" a la denuncia. En el juicio también declaró el psiquiatra que trató a la mujer tras estos hechos, quien dijo que no es normal que médico y paciente se den abrazos: "La relación es terapéutica, no de amistad". Por su parte, las peritos señalaron que lo relatado por la joven "es congruente". "No hay ánimo de falsear sentimientos ni de magnificar lo ocurrido", contaron. La acusación sostiene que la terapia de psicoanálisis era un "señuelo" para "lograr su objetivo".