Horas antes de que Vigo remita a Educación el documento definitivo del Campus de Mar, el rector hace un llamamiento a la ciudadanía a través de FARO para que apoye el proyecto. El acto de hoy reunirá a representantes políticos y de las numerosas instituciones que conforman el agrupamiento, entre ellos, el presidente del CSIC. Mato afronta su primer curso al frente de la Universidad pendiente del veredicto del Gobierno y convencido de un repunte en la matrícula.

–La preinscripción ha aumentado en 3.600 alumnos, ¿tiene buenas expectativas de cara a la matrícula?

–La cifra parece indicar que empieza a haber un repunte en la matrícula. Se está notando la mejora que se hizo con Bolonia y la incorporación de títulos nuevos. La oferta está cada vez más ligada a la demanda y el número de grados que van a tener pocos alumnos será anecdótico.

–El director del Fondo Monetario Internacional (FMI) advierte que el alto paro juvenil dará lugar a una generación de trabajadores perdida. ¿Cómo puede convencer a los jóvenes de que la universidad no es una fábrica de parados?

–El mismo FMI y otros organismos más decisivos en la evolución y diagnóstico de cómo va ir el mundo indican que el hándicap fundamental es la formación, incluso la continua. Ésta es una desventaja importante en España. Y no hablamos de cursillos de especialización, sino de títulos especializados. No creo que esta afirmación del FMI deba desanimar a la generación actual a venir a la Universidad, más bien, al contrario. En una situación de crisis lo que marca la diferencia es la formación superior y acreditada.

–Las universidades han dejado de estar al alcance de unos pocos y el mercado está lleno de licenciados que, en un alto porcentaje, no trabajan en lo que estudiaron.

–El modelo europeo y el español buscan educación para todos y no sólo para las élites, como en EE UU. Nuestro leitmotiv sigue siendo formar a las futuras generaciones mejor preparadas del país, pero también debemos dar formación continua a los trabajadores y abrir las puertas a la gente que hace una carrera sólo para enriquecerse. Y evidentemente también hay que ser eficientes y dar lo mejor en el menor tiempo posible para que los titulados puedan zambullirse en el mercado. No hay que pensar que la masificación es un inconveniente, sino una señal de riqueza y estabilidad para el país.

–¿Les avanzó Feijóo detalles del plan de financiación en el acto del lunes en Santiago?

–No, pero dijo una frase alentadora: que las universidades no serán las víctimas de la crisis. Ya hubo un recorte del 10% y si ahora nos reducen igual que a los demás no habrá apuesta. Lo más importante es que la distribución se haga en función de resultados y ahí no voy a hacer ninguna concesión. Esto no quiere decir que me distraiga de mis responsabilidades e intentaremos acercarnos al tejido socioeconómico y conseguir recursos para nosotros y para nuestro entorno. Tenemos que dar la cara.

–El titular de la Xunta preside hoy el acto de apoyo al Campus del Mar en el que Vigo exhibirá la magnitud de su agrupación.

–Es un acto para Vigo, Galicia y la Eurorrexión. Vamos a mostrar la parte más emocional del proyecto y es muy importante que mañana [por hoy] se visibilice el respaldo social, porque este impacto será importante en la opinión del comité evaluador y del ministerio. Deben saber que toda Galicia lo respalda. El Campus del Mar es el paradigma de la cooperación entre universidades, organismos de investigación y el sector empresarial a través de las plataformas tecnológicas. El CSIC, el organismo investigador más prestigioso de España, ha dado un paso adelante y la participación del IEO será clave. La presencia de Feijóo personifica el apoyo de todo el Gobierno gallego. Todos ellos nos dan el calor que se visualizará en el acto y que ahora queremos ampliar al entusiasmo ciudadano.

–La repercusión mediática de la candidatura viguesa ha sido muy superior a la de los otros campus vinculados al mar.

–Por lo que a mí me dicen desde Madrid, a la de todos. Hay que agradecer el trabajo de las 150 personas de todas las instituciones que trabajaron en agosto para mejorar el documento y que pudiese estar listo a tiempo. Es un indicador del compromiso que existe. En otros sitios no pudieron avanzar porque era un mes inhábil.

–El CSIC, que aportará 16 millones, dice que tendrá cierta autonomía en el consejo rector.

–Cada socio promotor tiene su entidad jurídica. Vigo, el CSIC y las otras dos universidades gallegas formarán parte de la ejecutiva del consello rector y decidirán qué institución dirige cada uno de los clúster. En cinco años, será un consorcio público-privado. La mención nos daría velocidad para hacer de esto una fábrica de proyectos que empiece a captar recursos. Nosotros también realizaremos aportaciones propias, por ejemplo, en la rehabilitación de edificios en la ETEA. Pero los más importante es que podemos obtener resultados independientemente de las infraestructuras.

"Podemos dar clases en inglés a los extranjeros, pero también en gallego"–Las familias enviarán a sus hijos a las universidades que ofrezcan más garantías de empleo, ¿puede haber una selección natural debido a la crisis?

–No creo. Tenemos una gran clase media en todas las universidades y la calidad es suficientemente elevada para que las familias se sientan orgullosas de un título obtenido en una u otra. Seguramente serán más selectivas con los másters, pero eso no moverá en gran medida los números. Tenemos la obligación de singularizaronos y prestigiar nuestra oferta y un buen indicador será el número de alumnos extranjeros o de fuera de la comunidad que captemos.

–Una forma de atraer a extranjeros y españoles es el inglés, ¿se va a potenciar su uso?

–El idioma será uno de los elementos ligados a los contratos-programas por objetivos con los centros. Tenemos una ventaja frente a otras comunidades y es que además de asistir a clases en inglés los extranjeros pueden aprender castellano, gallego y gallego-portugués. Somos más atractivos al constituir un puente hacia el mundo lusófono y el hispano. Los docentes tendrán que combinar sus capacidades y gozarán de autonomía en el diseño de sus planes.

–La exigencia del catalán a los profesores universitarios ha generado mucha polémica. En Vigo, el gallego es un mérito, no una obligación, ¿seguirá siendo así?

–La Universidad debe captar a los mejores profesores e investigadores y, por tanto, no tenemos que obligarles a que aprendan gallego, pero tampoco español. Tendrán un tiempo de aprendizaje, pero no se trata de contar con un papel. La defensa del idioma no pasa por poner cortapisas al talento. Es un debate superado y desconozco por qué vuelve ahora. Me parece un esnobismo. La Universidad defenderá el gallego, pero en positivo y dando ejemplo con el uso a la ciudadanía. Y se hace mejor así que con papelitos

"Los profesores no piden más dinero, sino reconocimiento por su trabajo"–¿Cómo motiva a su profesorado ante los nuevos retos?

–Está más que motivado. Estoy muy orgulloso de la puesta en marcha de Bolonia y tienen un índice de actividad muy alta en calidad docente e investigación. Los profesores no piden más dinero, sino reconocimiento y vamos a trabajar en ello.

–La Xunta todavía no ha dicho si continuará con los programas para contratar a jóvenes investigadores que usted puso en marcha como director xeral.

–Sería un error garrafal, pero no percibo que se vayan a desperdiciar esas políticas. Al margen de esto, en Vigo acabamos de resolver un programa de promoción propio y estamos diseñando un plan de choque para no perder a los Parga Pondal que se quedaron fuera. Tenemos que depurar el sistema de captación.

–¿Tiene noticias del Concello sobre la sede que podrían ocupar en el Casco Vello?

–Todavía no, pero tampoco le damos prisa. Supongo que barajará varias opciones y cuando pueda aterrizar en ellas me lo comunicará.

–¿Habrá finalmente un aula experimental este año para impartir en Vigo la docencia teórica a los alumnos de Medicina?

–Por lo que dijo el rector de Santiago no se llevará a cabo. Seguiremos trabajando en cómo sistematizar la docencia teórica para el curso que viene, seguramente en el Xeral, y que los chavales se desplacen lo menos posible y puedan compatibilizar horarios.